Un nuevo superhéroe llegó hace un año a la ciudad. Su objetivo era salvarnos de los diabólicos smartphones. Voces insurgentes en mitad de las hordas de zombis tecnológicos gritaron de alegría: «¡un teléfono móvil que solo sirve para ser un teléfono móvil!». Parecía que la salvación aún era posible. Ahora está a punto de digievolucionar con renovados superpoderes. Su nombre es Phone, Light Phone… 2.
Light phone 2, el héroe que todos estábamos esperando… o no
Suena un piano. La percusión lo acompaña mientras una voz –en perfecto inglés estadounidense– comienza a describir cómo es nuestra vida hoy día. Su tono es relajante, cercano, como el de un amigo que te está contando un secreto.
«La forma en que pasamos nuestros días es estando siempre conectados mirando a nuestras pantallas». En el vídeo, personas de todas las edades, razas y géneros confirman esta frase mirando, absortos, las pantallas de sus smartphones. Es decir, haciendo lo mismo que, probablemente, tú estés haciendo ahora.
Y entonces te lo suelta. Directo, con la violenta ternura del amigo que te dice con sutileza que la estás cagando: «Como humanos, somos vulnerables, y nuestros smartphones están diseñados para usar esas vulnerabilidades contra nosotros».
La primera en la frente. Esta no te la esperabas. Pero, con una voz que invita a la esperanza, de inmediato te da la solución a tan espantoso problema: «Es por eso que hemos diseñado un teléfono para ser usado lo menos posible. Un teléfono que te alienta a abandonar tu smartphone para invertir el tiempo haciendo las cosas que más amas. Lo llamamos Going light, Ir ligero».
Cuando, en 2015, surgió el proyecto del primer Light Phone a través de una campaña de micromecenazgo, este provocó muchas reacciones de alegría entre un sector de la población –cada vez más amplio– cansado de la esclavitud de los teléfonos inteligentes. El Light Phone prometía ser muy tonto: solo serviría para llamar y recibir llamadas. Nada más (bueno, y mirar la hora). Sus creadores lo enmarcaron bajo el principio de que «necesitamos un descanso al bombardeo de información que recibimos cada día».
Con 35 gramos de peso, el tamaño de una tarjeta de crédito, una autonomía de 3 o 4 días en stand by y la capacidad de almacenar 9 números en agenda, el Light Phone salió a la venta a mediados de 2017 por 150 euros la unidad. Y para sorpresa de muchos (incluidos sus creadores), el dispositivo fue todo un éxito.
Un año después, de nuevo a través de crowdfunding, –cuya meta ya ha sido superada en más de un 300% antes de su finalización– el Light Phone 2 pretende mejorar aspectos que en la primera versión se quedaron algo cortos. El segundo modelo añade: 4G, WiFi, GPS, la capacidad de enviar mensajes de texto, reproductor MP3 y soporte para solicitar un Uber (parece ser que los taxistas no están entre su público objetivo). Todo eso compactado en un dispositivo de 85 g de peso y el tamaño de una tarjeta de crédito que saldrá a la venta en 2019 por 250 euros.
¿Desconectarse es ‘cool’ o necesario?
Desde 2010, el segundo viernes de marzo, se celebra el National Day of Unplugging –Día Nacional de la Desconexión–. Este evento comenzó en Estados Unidos como propuesta de la asociación Reboot. El objetivo era renunciar a la utilización de cualquier dispositivo tecnológico (principalmente móviles) durante 24 horas.
Con el protagonismo creciente de la tecnología en nuestro día a día, han aparecido numerosos proyectos proponiendo opciones de desintoxicación tecnológica, de los cuales, el Light Phone ha sido uno de los últimos en sumarse al carro. Pero ¿es esto necesario o algo que se ha puesto de moda?
Pese a su reducido tamaño y el atractivo diseño del primer modelo, sus limitadas características –9 números en agenda (¿?)– nos llevan a pensar que, después de todo, ese dispositivo –de 150 euros– ofrecía muchas menos opciones que los móviles que existían hace más de 15 años (es decir, en el jurásico de la telefonía móvil). Podría decirse que el Light Phone era una reencarnación mucho más estilizada, pero bastante más tonta, que el mítico ladrillo Alcatel One Touch Easy.
Sin embargo, sí es cierto que las nuevas tecnologías han traído una serie de problemas asociados. Términos como la nomophobia –No Mobile Phone phobia, fobia a la ausencia de teléfono móvil–, el síndrome de la vibración fantasma –sentir la vibración del móvil en el bolsillo cuando esta no se ha producido– y el FOMO –Fear Of Missing Out, el miedo a estar desconectado y perderse algo que está sucediendo– han ido apareciendo durante estos años en los que el Smartphone se ha convertido en un objeto imprescindible.
Como respuesta a estas nuevas afecciones, han aparecido diferentes proyectos para concienciar sobre los perjuicios de las nuevas tecnologías. Organizaciones como Digital Detox que, con su lema «Desconectarse es reconectarse», se dedica a promover retiros y actividades para que la gente se desintoxique.
Programas como Desconect@, en Barcelona, una herramienta psicoeducativa, con el objetivo de que todos tomemos conciencia de los riesgos de un uso inadecuado y excesivo de las tecnologías actuales; e incluso la creación de apps como Yukan, diseñada en Cataluña para desconectarse del móvil: los minutos de desconexión se convierten en donaciones para un proyecto social elegido por el propio usuario.
Light Phone 2, recuperando nuestras vidas
El piano marca ahora un ritmo algo más constante. La percusión ya ha entrado en nuestra mente causándonos un efecto casi hipnótico. Las imágenes del vídeo apenas muestran humanos atrapados en la luz brillante de su smartphone, sino escenas donde la vida fluye y se disfruta. La voz –con su perfecto inglés estadounidense– mantiene el mismo tono amable del inicio.
«Es un teléfono que te respeta», asegura, para continuar explicando: «Light nació como una refrescante alternativa a los monopolios tecnológicos. Pensamos que los objetos pueden empoderarnos, pueden ayudarnos a apreciar nuestras vidas aún más. Somos humanos, estamos recuperando nuestras vidas».
Recuperando nuestras vidas
La propuesta de Light Phone es arriesgada a la par que atractiva, pero, quizá, basada en un concepto algo dudoso: crear un dispositivo limitado para que sea él el que nos limite, para evitar caer en la tentación/adicción que nos está perjudicando.
Aparentemente, para los que no puedan resistir esa tentación, la inversión en el Light Phone (que la misma marca define como un «simple segundo terminal que utiliza tu mismo número de teléfono») puede merecer la pena en relación al tiempo ganado.
Pero resulta algo triste tener que delegar nuestra voluntad a la de un objeto o pagar nuestra cura en un segundo móvil capado que nos prohíba el uso de ciertas funciones. Sobre todo cuando los smartphones permiten esa misma opción con un simple movimiento del dedo.
En cualquier caso, el Light Phone 2 está de camino, y llega renovado para resolver algunas carencias de su antecesor. Un nuevo héroe, más fuerte, más listo (pero sin pasarse) e igual de pequeño llega a la ciudad.
¡Aleluya!
3 respuestas a «Light Phone, el héroe que nos salvará de los diabólicos ‘smartphones’»
La idea pone en conocimiento lo débiles que somos mentalmente en la actualidad; no solo nos «obliga» a consumir un producto innecesario, si no que además, no muestra reforzar capacidad para dilucidar entre lo que nos oprime y los que nos complace.
En todo caso buen artículo y bien explicado.
Atentamente
xema
Hay light phone que cuestan 30 dólares, o menos caben el bolsillo de forma holgada, puedes usarlos con tranquilidad en barrios peligrosos, aguantan caídas el único pero y la única razón del porque existe este producto es que su diseño no es «cool», por lo demás cumple las mismas funciones.
Totalmente de acuerdo con tu comentario. Yo soy uno de los «desenchufados» y uso un Samsung GT-E1190 de hace 8 años. Me costó 25 € y sigue funcionando de maravilla. Si tu desconexión te va a salir por 250 €, mejor cómprate un samartphone sencillo de 90 € y dale un uso básico, con lo que: primero, ahorrarás dinero; segundo, ejercitarás tu autocontrol y disciplina teniendo la tentación tan próxima; y tercero, no tendrás que comprarte otro teléfono en el caso de que no soportes la nueva situación. Por mi parte, cuando se me rompa, compraré otro troncomóvil porque he sobrevivido a la prueba más difícil.