Categorías
Cine/TV

Los cuentos de Tarantino

Quentin Tarantino escupe balas: «La segunda temporada de True Detective es horrible (…) Esos actores guapos tratando de no parecer guapos, caminando por ahí como si todo el peso del mundo estuviese sobre sus hombros (…) tan serios y tan torturados». Y el director dice de la primera temporada: «Intenté ver el primer episodio y no me atrapó. Era realmente aburrido».

Si Tarantino hubiera dado una oportunidad a Rust Cohle (Matthew McConaughey) y Marty Hart (Woody Harrelson) quizá habría encontrado a los personajes cercanos al universo de Pulp Fiction. La verborrea de los detectives Cohle y Marty tiene distintas funciones:

  • Avanza la trama.
  • Hila secuencias entre las que hay grandes distancias temporales.
  • Completa el rompecabezas del caso criminal.

El monólogo de Cohle en la carpa del predicador  sobre la religión como negocio no avanza la trama, pero está en contexto: acompaña a las imágenes que muestra, no lastra el desarrollo de la historia. Este monólogo tiene otro objetivo: muestra la firme oposición de Cohle a la religión y a la existencia de Dios. Contrasta con el cierre de True Detective en el que Cohle comenta que ha visto otra realidad… al margen de la física, una sustancia cálida, profunda, donde su padre y la hija le esperaban. Cohle elude la mención a Dios, pero el espectador relaciona las palabras con la imagen popular de la subida al Cielo.
 «¿Por qué le aburre a Tarantino True Detective si los personajes de Tarantino no paran de hablar, hablar, hablar, hablar…», podemos pensar. Tarantino es práctico: cada palabra que pone en boca de sus personajes tiene intenciones más allá de mostrar cómo piensan los personajes. Y en ningún caso, son monólogos de plañideras sobre pasados tortuosos.

RESERVOIR DOGS


La primera secuencia de Reservoir dogs dura siete minutos. En este tiempo los personajes hablan del significado de Like a virgin de Madonna, de música popular de los sesenta, de los nombres chinos en una agenda y de las propinas a las camareras.
«¡Eh, mirad esta gente es normal: escucha a Madonna!», nos dice Tarantino.
Gente de nuestro tiempo que en sus momentos de ocio trata cuestiones mundanas. Los atracadores de las películas antiguas se reúnen en clubes de jazz o pequeñas habitaciones en las que la amante o la esposa de uno de ellos seca las medias sobre la bañera.
No es necesaria para la trama pero si hubiera desaparecido, Reservoir dogs quedaría coja. Además de humanizar a los personajes, los muestra en un momento de franca camaradería, que contrasta con la desconfianza mutua en el almacén en el que se ocultan tras el fallido atraco.

Tarantino no rellena: expone

La mayoría de los imitadores de Tarantino creen que el estilo consiste en hablar de comidas o películas para rellenar las 90 páginas de guión.
Tarantino es más inteligente que eso. Coloca un marco temporal: Madonna ya formaba parte de la cultura popular cuando Reservoir Dogs se estrenó en 1992. (Like a Virgin apareció en 1984). Además, con la referencia Tarantino gana la atención de los espectadores. Es una propuesta honesta de Tarantino. Con frecuencia nos topamos en películas de medio pelo a villanos que hablan filosofía, de música barroca o pintura.

«Bien, yo os diré de que trata like a Virgin. Trata de una tía que es una máquina de follar, por la mañana, al mediodía, por la tarde, por la noche: polla, polla, polla, polla, polla, polla, polla, polla, polla. Entonces, un día ella conoce a un tío increíble, quiero decir que este tío es como Charles Bronson en La gran evasión. Cava túneles. Ahora ella se enfrenta a esta gran polla y siente algo que no había sentido hace mucho. Dolor. ¡Dolor! Le duele. No le debería doler, el agujero debía estar bien abierto, pero cuando ese tío se la folla le duele. Le duele justo como si fuera la primera vez. El dolor le recuerda a cuando era virgen. De ahí, Like a virgin».  Sr. Marrón (Quentin Tarantino) Reservoir Dogs.

LA HISTORIA DEL RELOJ


En Pulp Fiction, Tarantino vuelve a humanizar a los atracadores y pistoleros al presentarlos.  John Travolta y Samuel L. Jackson hablan de hamburguesas, y Tim Roth y Amanda Plummer exponen su temor a matar a un anciano judío o chino porque no entienda «abra la caja» aunque se le amenace con una pistola. De nuevo Tarantino nos dice:  «¡Eh, mirad esta gente es normal!»
Con la historia del reloj, Tarantino alcanza la perfección de su estilo. La historia del reloj da sentido a lo que hace Bruce Willis para recuperarlo. En apenas cuatro minutos y veinte segundos, el capitán interpretado por Christopher Walken repasa las distintas guerras de los Estados Unidos y cómo el reloj ha estado en todas ellas.
La fuerza del monólogo de Walken está en que forma una pieza. No está cortado ni interrumpido. Si el contenido se hubiera trasladado en imágenes la intensidad dramática se hubiera diluido. Un ejemplo de esto lo encontramos en Forrest Gump. Aquí el protagonista recuerda que el teniente Dan (Gary Sinise) desciende de una estirpe de soldados. Vemos un plano de cada antepasado de Sinise muriendo en batalla. El resultado es cómico, y es lo correcto para Forrest Gump, pero no para Pulp Fiction. Tarantino rara vez corta las palabras que importan.
El planteamiento es hábil: empieza con la madre llamando la atención sobre el personaje del capitán Koons:

«Butch, deja de ver la tele. Tenemos una visita especial. ¿Recuerdas que tu papá murió siendo prisionero de guerra? Este es el capitán Koons. Fue prisionero de guerra con papá».

 «Prisionero de guerra con papá» es una frase tan jugosa que es imposible no prestar atención. A continuación vemos a Christopher Walken cargado de medallas que intenta ser cercano:

 «Hola, hombrecito. Caray, lo que me contó tu padre sobre ti. Verás, yo era un buen amigo de tu padre».

 Como el capitán es un hombre práctico, no tarda en entrar en materia:

 «Estuvimos juntos en ese hoyo infernal de Hanoi más de cinco años. Espero sinceramente que no tengas que experimentar esto. Pero cuando dos hombres están en una situación así, cada uno asume ciertas responsabilidades del otro. Si hubiera sido yo el que hubiera quedado ahí, el mayor Coolidge estaría hablando con mi hijo Jim. Pero resulta que yo estoy hablando contigo, Butch. Tengo algo para ti. Este reloj».

Walken continúa hablando de cómo el bisabuelo del niño compró el reloj y este pasó de padres a hijos como amuleto en varias guerras. Finalmente, Walken habla del sacrificio del padre:

 «Tu padre llevaba este reloj cuando lo derribaron sobre Hanoi. Lo capturaron y lo metieron en un campo de prisioneros. Él sabía que si los ojos rasgados llegaban a ver el reloj, se lo confiscarían. Se lo quitarían. Para tu papá, este reloj era tu derecho de nacimiento. Nadie le iba a poner su amarilla mano encima al reloj de su hijo. Lo escondió en el único lugar que podía: en el culo (…) Y ahora, hombrecito, te doy el reloj a ti».

Entendemos por qué Bruce Willis quiere recuperar el reloj a toda costa. Un lazo con su padre y con los antepasados. Una prueba de la valentía y resistencia de los hombres de la familia en las guerras. ¿Podría Pulp Fiction prescindir de la historia del reloj contada por Walken?

KILL BILL: VOLUMEN 2


Uma Thurman rompe la cuarta pared (se dirige a los espectadores) al comienzo de Kill Bill: Volumen 2:

 «Parecía muerta, ¿verdad? Pues no lo estaba. Pero no porque no lo intentaran, os lo aseguro. De hecho, aquel disparo de Bill me dejó en coma, un coma que duraría cuatro años. Al despertar, causé lo que en los trailers de las películas suelen llamar una oleada de muerte y destrucción. Hubo muertes, hubo destrucción y obtuve una total satisfacción. He matado a cantidad de personas hasta llegar a esto, pero aún me queda una más, la última, y me dirijo a ella en este instante. Es el único que queda. Y cuando por fin llegue a mi destino tengo que matar…»

 La introducción podría eliminarse, pero la película perdería gracia. Tarantino remarca el carácter teatral de la propuesta (en cuanto a los excesos). Además consigue que el personaje se haga cercano a los espectadores. Pero no inspira lástima. Uma Thurman no dice «sufrí mucho». Comienza con chulería:

«Parecía muerta, ¿verdad? Pues no lo estaba. Pero no porque no lo intentaran, os lo aseguro».

La referencia a su paso por el hospital es escueto:

«De hecho, aquel disparo de Bill me dejó en coma, un coma que duraría cuatro años».

No extraña que a Tarantino le parezca horrible la segunda temporada de True Detective 2, en la que personajes como Velcoro y Semyon ralentizan la trama con la exposición de sus penas. De hecho, True Detective 2 funciona cuando los personajes se callan y hacen cosas. Los personajes de Tarantino son parlanchines, pero en ningún caso llorones. Tarantino escribe un cuento y al hilo llegan las hostias.

Por Javier Meléndez Martín

Soy guionista desde 1998. He trabajado en producciones de ficción y programas para Canal Sur, ETB y TV3.

Co-escribí el largometraje para televisión Violetas (Violetes), una película para Televisió de Catalunya, Canal Sur Televisión y Canal 9. (2009).Violetas consiguió dos premios y dos menciones.

Imparto talleres de guion desde 2010.  Ahora, en Portal del escritor.

Puedes leer mi blog La solución elegante (recomendado por la Universidad Carlos III de Madrid para estudiantes de guion).

Puedes seguir las actualizaciones del blog en Facebook y en Twitter.

Salir de la versión móvil