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Los ojos de los arquitectos

En un pasado no tan lejano, la representación fotográfica de la arquitectura aparecía principalmente en lujosas y caras revistas de arquitectura. Su disfrute estaba reservado a un acotado mundo de profesionales y entusiastas de esta disciplina. La irrupción de los blogs y las webs hicieron que esas imágenes se extendieran casi sin límites. «El cambio real no ha sido solo el paso de lo analógico a lo digital sino esa difusión que se puede conseguir con las fotos de obras arquitectónicas en internet», explica Miguel de Guzmán.
En los últimos 15 años, de Guzmán ha sido uno de los fotógrafos de arquitectura que más han trabajado por cambiar el lenguaje de estas imágenes en España hacia una visión más humanista. «No es que no haya existido antes, en los años 50 también se trabajaba con enfoques más humanos de la arquitectura; pero eso ha sido la excepción, no la regla».
Tras estos años, en los que ha trabajado con arquitectos como Carlos Arroyo y Andrés Jaque, de Guzmán ha reunido una selección de sus fotos en un libro de 96 páginas justo en el momento «en el que lo impreso cada vez tiene menos importancia y mi trabajo se va más hacia el vídeo y lo digital. Me pareció interesante hacer algo físico».

Rolling House, Barcelona. Andrés Jaque

¿Cómo ha cambiado la fotografía de arquitectura desde que empezaste hasta ahora?
No es que haya cambiado mucho. Los fundamentos siguen siendo los mismos. Lo que ha pasado es que han aparecido cosas nuevas. Hay una creciente apertura hacia un lenguaje un poco más creativo. En los años 90, la fotografía de arquitectura seguía unas pautas muy estrictas. No significa que no se hacían otras cosas. Julius Shulman ya montaba escenas en sus fotos de edificios en los años 50 y 60, en las que metía a su mujer, arquitectos y amigos para darles vida. En los últimos años tenemos más contaminación de la moda, reportaje y la publicidad. Lo que más me ha interesado es dar un carácter más narrativo y abierto a lo que hago. Intentar no centrarme exclusivamente en formas y volúmenes.
Cuando realizas un reportaje fotográfico, ¿a quién respondes? ¿Al arquitecto o la constructora?
En el 90% de los trabajos que hago, mi cliente es el arquitecto. En el resto de casos puede ser una constructora y alguna editorial que quiere imágenes para su revista.
En cierto modo os recae mucha responsabilidad. De vosotros depende que tenga una buena difusión ese edifico….
Al final es la única manera en la que su obra va a ser vista por la gran mayoría del público. Especialmente si se trata de un proyecto privado. Lo único que queda es, fotografía y dibujos aparte, presenciarlo en persona. La arquitectura como se conoce de verdad es estando allí y usándola pero eso está al acceso de muy pocos. Es algo que se tiene que hacer mano a mano con el arquitecto. Me suelen llamar cuando ya tienen la obra terminada y quieren difundirla.
Entre los edificios que has fotografiado hay algunos proyectos muy interesantes como una casa futurista en Ibiza o un restaurante secreto escondido en un parking en el barrio de Salamanca. ¿Cuál es el edficio que más te ha gustado retratar?
Está claro que siempre es interesante hacer proyectos como el de Ibiza, cosas más recientes como una escuela de música en Bélgica, una plaza en Teruel o el Medialab Prado. Pero lo que más me entretiene es cuando hay compenetración con el estudio. Cuando se dejan fotografiar de manera distinta. Cuando entienden la fotografía de la misma manera que yo.
En el caso del restaurante que comentas, es una obra muy privada. No puedo decirte dónde está por temas de confidencialidad. Fue curioso porque el espacio es muy cuidado pero es pequeñísimo. No fue nada fácil de fotografiar así que terminamos usando una modelo en distintas posturas para darle perspectiva.
¿Te ha afectado el pinchazo de la burbuja inmobiliaria? ¿Te has tenido que reciclar?
No demasiado. Está claro que hay menos obra pública de calidad, pero por otro lado la industria que se ha dedicado a hacer viviendas mediocres como churros no ha mandado a ningún fotógrafo para que las retrate. Nunca me he dedicado a hacer promociones inmensas. Me llaman cuando alguien ha hecho algo cuidado que son los que menos han estado en la burbuja. Son estudios que nunca han accedido a entrar en ese redil. La mayor parte de los que han sido mis clientes no han sido de los del pelotazo.
Oostkamp, Bélgica. Carlos Arroyo

 
¿Cuántos sois los que os dedicáis a esto de manera profesional en España?
Somos muy pocos aunque están entrando más personas. Cuando empecé hace 15 años las exigencias de las fotos dejaban fuera a casi todo el mundo. Trabajabas en gran formato o medio. Meterse en eso era una decisión seria tanto económica como técnica. Dejaba fuera a mucha gente que ahora pueden acceder a todo esto por menos. En general, casi todos los que se meten en esto son arquitectos que no se han especializado. Requiere entender mucho el medio. No es tan fácil que un fotógrafo generalista lo haga con éxito.
¿Cuáles son los códigos que hay que tener en cuenta?
Es sobre todo una cuestión de lenguaje. Las bases son estrictas. En general se trabaja con geometría que viene del dibujo de planos, y por otro lado viene de antaño. De la pintura y grabados de arquitectura. Los puntos de vista suelen ser humanos y neutros. Las fotos intentan usar la máxima nitidez y se usa la luz con texturas. Los puntos de vista intentan en la medida de lo posible transmitir situaciones espaciales y volumétricas en vez de detalles. Luego la composición es muy cuidada y por otro lado suele ser bastante clásica. No suele haber escorzos muy forzados, ni vistas dinámicas con horizontes inclinados. Esto no significa que no se puedan romper las reglas.
¿Hay algún fotógrafo de arquitectura más rompedor que te inspire?
Muchas veces no son gente de la fotografía de arquitectura la que te inspira con esto de la contaminación de disciplinas. Un fotógrafo que empezó hacer relativamente poco y está haciendo cosas muy interesantes es Iwan Baan. Retrata grandes edificios pero ha introducido el aspecto humano. Viene un poco más del reportaje. Sus fotos más famosas son de edificios en pleno uso. Es algo que se ve menos pero que él hace muy bien. Usa a las personas para contar historias en vez de utilizarlas para ver la escala del espacio.
Cuando te contratan para fotografiar un edificio suele estar recién estrenado. ¿No te entra la tentación de volver unos años después para capturarlos con más vida?
Me ha pasado tener que volver a un edificio siete años después por encargo. Me parece interesantísimo. Son otro tipo de fotos pero es muy estimulante ver ese contraste.
¿Se os puede criticar a los fotógrafos de arquitectura como uno de los  mayores contribuyentes a crear esa imagen poco realista y fría de los edificios? 
Quizá sea cierto pero cuando un arquitecto ve estas imagenes no las verá frias porque está buscando el factor básico de los volumenes, los materiales y el espacio aunque se intente meter algún factor humano. Hay algunos fotógrafos que trabajan sin decoración y sin muebles para mostrarlos completamente limpios. A mí no me convence tanto porque creo que la arquitectura tiene muchas capas y cuantas más puedas añadir, mejor. También hay que tener en cuenta que cuando trabajas por encargo estás creando un documento forense para transmitir las ideas que hay detrás. Las obras son un mundo de peleas, negociaciones, debates y a veces algunos detalles se han quedado desvirtuados y tienes que buscar la mejor manera de obviarlo y potenciar lo mejor.
Cuatro Torres Madrid

¿Al final son fotos creadas solo para arquitectos?
Tiene muchas claves que ellos entienden pero no es algo tan cerrado como la fotografía científica. Lo que sale es suficientemente llamativo para interesar al público.
¿Los blogs han ayudado a que haya más difusión de estos trabajos?
En este cambio de analógico a digital, más que lo técnico, el verdadero cambio radical es la difusión. La foto de arquitectura ha pasado de dos a cinco fotos de un proyecto, que aparecían en revistas caras y lujosas de arquitectura, a de repente difundirse en miles de webs. El acceso es inmenso.
Cuando miras atrás a los años de bonanza, ¿qué reflexión sobre la arquitectura te queda?
Hay mucha gente que no ha tenido ocasión de aprovecharse de ningún pelotazo. Hubo muchos estudios creativos pequeños, y en el fondo el boom ha beneficiado a unos pocos grandes. Ahora tienen menos trabajo y algunos han cerrado pero también han sobrevivido proyectos que hacen calidad. A pesar de la mediocridad España tiene un gran nivel y sus arquitectos están muy bien considerados fuera de aquí.
¿Por qué la decisión de hacer un libro?
Ha surgido de la decisión de resumir los últimos 10 años de mi trabajo. Ahora que cada vez hago más vídeo y que la difusión es más digital, me pareció bonito hacer algo en papel. La foto convivirá con el vídeo pero cada vez habrá más demanda para presentar proyectos arquitectónicos de forma audiovisual. La difusión es atractiva y en 2 o 3 minutos te haces una idea del proyecto.

(Stand Ayuntamiento de Madrid, Feria del libro. Marcelo Santas+Olga Sanina) 

(House of Would (2008), Elii) 

(Guardería Leganés (2011), Rueda Pizarro)

(Academia Música Dilbeek (2012), Carlos Arroyo)

(Casa Periscopio (2011), Nerea Calvillo)

(Hotel Me, Barcelona (2010), Dominique Perrault)

(Casa sacerdotal Diocesana de Plasencia, Jaque-Krahe)

(Auditorio de El Escorial, Picado de Blas)

«Niños multiplicados, vacas pastando, folclóricas saltando a una piscina, gimnastas haciendo ejercicio, imágenes especulares, agrupaciones musicales, parejas durmiendo, restos de una fiesta, curas paseando o caballos en geriátricos. Las fotografías de Miguel de Guzmán están protagonizadas por multitud de agentes inesperados en las imágenes habituales de arquitectura. Se alejan de la concepción del edificio como protagonista único, brillante y solitario, desconectado en un tiempo irreal y una atmósfera perfecta. Sus fotografías son elaboradas puestas en escena que construyen la arquitectura como campos de deseo donde otras situaciones son posibles, donde ocurren muchas cosas y donde casi todo puede suceder. Testifican un cambio en la apreciación de lo que nos rodea, un lugar en el que la interacción y el programa de lo retratado es tan o más importante que las diferentes formas, estilos y materiales de los que están hechas las obras. Porque si la sociedad que acoge estas construcciones ha cambiado, ¿cómo no van a cambiar sus maneras de ser representadas?»- Iván López Munuera (Miguel de Guzmán, fotografía de arquitectura).
 

Por Marcus Hurst

Marcus Hurst es Cofundador de Yorokobu y Redactor Jefe de Ling Magazine. Puedes seguirle en @marcushurst

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