La pequeña Diana sale corriendo de la escuela. Su casa está a la vuelta de la esquina. En la secuencia siguiente, un perro encuentra el cadáver de Diana en el parque. En la última secuencia, el agente Morse del FBI encañona al asesino.
—No quise hacerlo —dice el monstruo desarmado.
“Pégale un tiro” piensan muchos telespectadores. Decimos creer en los principios democráticos, pero somos espectadores viscerales.
Morse dispara. Los telespectadores están contentos.
LOS POLICÍAS DE LOS 70
El policía del cine de los 70 es distinto. Harry ‘el sucio’ Callahan es el ejemplo: usa el revólver para contentar a los espectadores que consideran que el mundo se ha vuelto demasiado violento. Por eso recordamos a Harry con su Magnum, y a Colombo con su gabardina.
La televisión de los 70 no muestra a justicieros. Es familiar. Pero la mentalidad de los telespectadores cambia. Y con ella, el policía de la tele.
LOS POLICÍAS DE LOS 80
La tele de los 80 recoge una idea de la calle: la justicia no funciona. Pero todavía tiene reparos.
En los 80 los policías son sustituidos por tipos como McGyver o Michael Knight: personajes que trabajan para fundaciones con ánimo de justicia. Solitarios con traumas del pasado, pero buenos chicos. Si eres el malo y cuelgas de la cornisa, te echan una mano. (Canción triste de Hill Street es otra historia: no habla de justicieros; son tipos normales que trabajan como polis).
LOS POLICÍAS DE LOS 90
En los 90 llegan los expeditivos Policías de Nueva York o los sombríos tipos de Miami Vice. Cazar a los malos bordea lo ilegal. No hay que ganarse la oposición de los telespectadores y los anunciantes.
LOS POLICÍAS DEL SIGLO XXI
Cada vez más telespectadores disfrutan con la justicia alternativa. Tipos como Luther o Dexter tienen legiones de fans.
Los CSI usan la ciencia como arma, pero en ocasiones recurren a métodos primitivos:
—Usted se resistió —dice el Horatio de CSI Miami remangándose—. Tuve que reducirlo por la fuerza.
—¡No puede hacerlo, es un policía! —dice un pederasta.
—Ya verá.
Fundido a negro. Se elude la violencia, pero los seguidores están satisfechos.
LOS CHICOS BUENOS TIENEN UN LADO OSCURO
El más pacífico de los polis es una bomba de relojería. Si eres el malo y cuelgas de un precipicio, quizá te deje caer.
El mentalista Patrick Jane —que no es poli, pero como si lo fuera— rehúye la violencia. Pero mata al asesino de su esposa y su hija sin titubear. El fan piensa: “Se ha hecho justicia”.
El último Sherlock de la BBC (2010-2011) es glacial, pero no tolera que golpeen a la Sra. Hudson, su casera. Holmes deja fuera de combate al agresor, lo ata y lo amordaza. Y telefonea a Lestrade:
—Un tipo se ha caído por la ventana de mi casa… varias veces.
Los telespectadores desayunan con crímenes y sentencias judiciales que no le satisfacen. Después acepta que un poli de ficción haga justicia a cualquier precio.
También hay telespectadores y profesionales de la televisión disconformes con la violencia. Hay un debate: ¿La televisión maleduca enseñando que la violencia es necesaria, o debe ser un vehículo para la catarsis?
Si eres un imperio, la única verdad de la que puedes estar seguro es que…
Les gustaba leer, pero nunca encontraban tiempo. También les gustaba quedar y divertirse juntos, pero…
La tecnología (pero no cualquiera, esa que se nos muestra en las pelis de ciencia…
La ciudad nos habla. Lo hace a través de las paredes, los cuadros eléctricos ubicados…
Cultivar aguacates en zonas secas es forzar la naturaleza: alto impacto ambiental y un futuro…
¿Qué tienen los chismes, los cotilleos, que nos gustan tanto? Para el ser humano, son…