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LudoSport: Qué es lo que convierte un juego en un deporte

«¿Qué es lo que convierte un juego en un deporte?» Guillermo Serra se hace esta pregunta sentado en el banco del vestuario, mientras escuchamos a un nutrido grupo de personas entrenando al otro lado de la pared. «Llevamos tiempo luchando para que consideren esto lo sea, pero la gente de otras disciplinas nos mira por encima del hombro, y no es justo. ¿Crees que esto es poco serio? Ven a probarlo y luego me dices», reta Serra. Le tomo la palabra, me cambio, cojo mi espada láser y empiezo mi primer entrenamiento en LudoSport, el estilo de combate basado en la saga de Star Wars.

Un deporte con espadas láser llama mucho la atención, es muy visual, así que conseguir atención mediática cuando se fundó la escuela de ludosport en Madrid fue fácil. Era 2015 y la primera película de la nueva saga estaba a punto de llegar. «Cuando se estrenó ya fue la locura, el primer año tuvimos 100 alumnos», recuerda Serra. Tampoco es que la locura haya remitido mucho, en la actualidad cuentan con unos 200 practicantes entre su academia de Madrid y la de Barcelona.

Sobre un suelo acolchado se encuentran seis de ellos, siguiendo las órdenes del profesor (¿o debería decir maestro?) Carlos Lancha. Me uno a ellos. Son tres hombres y tres mujeres y tienen edades indefinidas, desde veinteañeros hasta gente que rebasa de largo la mediana edad. Es un grupo más heterogéneo de lo que uno tendería a pensar, pero muy cohesionado. Se llevan bien.

Lo primero que llama la atención cuando empiezas a entrenar con tu espada láser es que te piden que dejes tu espada láser. Desprovisto de ella nos ponemos a correr, a hacer flexiones, sentadillas y estiramientos. Nos ponemos a hacer deporte.

«Es que es divertido, pero es exigente», aclara Serra. «Hay normas, las clases están estructuradas, hay una técnica y una lógica detrás de esa técnica». Que algo sea divertido no implica que no sea serio. Y que esto sea un juego no implica que no pueda ser también un deporte. «De hecho cuando somos niños empezamos a practicar deporte para divertirnos», reflexiona Serra. Sobre esto versará su charla en el próximo TEDxMadrid, sobre la frontera entre deporte y juego, entre la diversión y la profesionalidad.

Tiene razón Serra al citar la diversión como el motivo inicial por el que nos acercamos al deporte. De hecho muchos deportes se conjugan con el verbo jugar. Pero con el paso de los años dejamos de jugar y empezamos a practicar, la diversión cede paso a la competición. Y los deportes pierden su faceta de juego.

«Yo creo que sucede en la adolescencia, cuando empezamos a ver los juegos como algo infantil, alguno sigue con el deporte pero con otro tipo de incentivos», reflexiona. Entonces los deportes se visten de competitividad y toman un cariz más serio, menos lúdico. Volvemos a hacer un análisis morfológico para reflexionar: «Nosotros llevamos esa parte muy a gala. De hecho, si te fijas nuestro nombre nace precisamente de la conjunción entre lo lúdico y lo deportivo». Touche.

Aunque quizá no debería utilizar aquí el lenguaje de la esgrima. «No», confirma Serra, «esto no tiene nada que ver con esgrima, ni con kendo, ni con artes marciales. Si te fijas en estos deportes se van creando las normas en torno al arma que usan. Aquí hemos hecho lo mismo».

Pero, ¿cómo se crean unas reglas en torno a un arma que no existe? Terminamos el calentamiento y los siete aprendices cogemos nuestras espadas láser. Me pregunto si es el momento de decir que no me gusta Star Wars, que ni siquiera he visto todas las películas. Nos ponen a pelear por parejas y me toca frente a Jorge, un tipo fuerte y simpático que rebasa el metro noventa. Mejor no.

No empezamos a pelear sino a repasar las técnicas, los pasos, a corregir posturas. Me sorprendo cuando nuestro profesor empieza realiza ágiles movimientos acompañados de palabras en algún idioma extraño. No es klingon, lengua wookie ni bajo valyrio. Es italiano. «Prima, scendente, terza». Le imitamos y las órdenes de nuestro profesor se ahogan entre el ruido de los sables.

«El ludosport se fundó en Italia en 2006», explica Serra, «empezó siendo más teórico que otra cosa, pero cuando crecieron se dieron cuenta de que necesitaban un organismo serio, así que crearon la INCOM, una comisión internacional de árbitros que dictaminan las normas del deporte».

Puede sonar extraño pero es la forma en la que se fundan los deportes. El fútbol nació de forma oficial con un acto similar, la Football Association se fundó el 26 de octubre de 1863 en una taberna de Londres. Lo hizo con el objetivo de crear unas normas y un órgano que rigiera el nuevo deporte. Hasta entonces su práctica había sido muy amateur y la propia asociación se rebeló cuando años más tarde se empezó a cobrar por ver los partidos y se normalizaron los primeros sueldos a futbolistas. Querían un deporte libre de dinero, que siguiera siendo un juego más que un negocio.

Los artífices de LudoSport quieren que esto siga siendo un juego, pero también un deporte. «Estamos en conversaciones con la federación de esgrima», confirma Serra, «ellos están muy receptivos, lo ven interesante y les gustaría que nos incorporásemos en un apartado dentro de su estructura» .

«Quarta, quinta, rovescio». Continuamos con el entrenamiento a buen ritmo. Si hacer deporte conlleva sudar doy fe de que LudoSport podría considerarse como tal. Dice la Wikipedia que lo que hace un deporte son las normas, el ejercicio físico y el carácter competitivo. Pero la vida es más compleja que la Wikipedia y a veces, lo que diferencia a un deporte de un juego es la cantidad de gente que lo practica. En ese caso, LudoSport va por buen camino.

Decenas de países repartidos por tres continentes se han armado con sus sables de luz, llevan tres mundiales celebrados a sus espaldas («el cuarto será aquí, en Madrid» avanza Serra). Y las perspectivas de crecimiento son considerables. Ahí fuera hay un ejército de jedis dispuestos a dar guerra.

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