Categorías
Business

Manhattan, una urbe invadida por penes

No hay pared que se precie que no contenga un pene entre los grafitis que la visten. Es el dibujo universal. Con más o menos detalle en su trazo, el miembro viril reivindica su presencia en puertas de baños públicos, bancos del parque y paredes del mundo.

De penes va también el libro que ha lanzado la editorial suiza Nieves. Su título: Manhattan Penis Drawings for Ken Hicks, y recoge los increíbles dibujos del maestro del grafiti Keith Haring (1958-1990).

El libro recoge en un solo volumen la singular serie de dibujos que el artista pop norteamericano realizó a finales de los 70 inspirándose en la ciudad de Manhattan. Los edificios de la metrópoli neoyorquina son reinterpretados por Haring en forma de divertidas pollas.

Unas veces resulta fácil reconocer qué lugares representan. Pero en otras ocasiones, hay que tirar de imaginación o leer el título de la ilustración para saber que el montón de penes que se agolpan y ocupan cada hueco del lienzo representan al público frente al Museo de Arte Moderno de Nueva York o a la archiconocida Tiffany’s.

Haring fue una de las grandes figuras del arte pop del Nueva York de los 80. Amigo de Andy Warhol, Robert Mapplethorpe o Gaultier, entre otras figuras, llegó a Nueva York en 1978 para estudiar en la School of Visual Arts y allí experimentó con la performance, el vídeo, las instalaciones artísticas y el collage. Pero si por algo conocemos a Haring es por sus grafitis, por sus dibujos de trazo sencillo, tribal y divertido que mezclaban humor y crítica social y política.

Esos mismos rasgos se dejan ver ya en sus penes de Manhattan. Bajo la simpleza de dibujar pollas, Haring habla en realidad de cosas más serias como la política, el sexo y el poder.

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

2 respuestas a «Manhattan, una urbe invadida por penes»

Los comentarios están cerrados.

Salir de la versión móvil