Existe otro planeta donde no hay demarcaciones políticas y la geografía de sus islas se formó imitando la silueta de los números. A cada islote asignaron un nombre que se correspondía con la palabra que designa a ese número en varios idiomas del globo terráqueo.
El dios de ese mundo se llama Shahin Haghjou y lo creó en tres días. El primero, lo dibujó en papel. El segundo –cuenta– «lo convertí en vectores con una fórmula mágica del Live Trace del Ai CS5». Y el tercero lo pintó en Photoshop «con trucos para que parezcan de los años 30 a 70 del siglo XX» o, dicho de otro modo, «vintage hipsterificado». El cuarto lo publicó en la revista del mes de mayo de Yorokobu y echó a rodar para siempre.
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