Imagina que puedes congelar una película en tu plano favorito, extraer el escenario de la pantalla y colocarlo sobre el mueble de tu salón. ¿Les gustaría? Mar Cerdà puede hacerlo por ti. Esta ilustradora catalana se ha especializado en miniaturizar escenas de cintas icónicas a partir de recortes de papel.
Ryan Gosling y Emma Stone bajan de las nubles bailando claqué. Will Ferrell y Milla Jovovich protestan contra la fealdad de los manifestantes. Leonardo Di Caprio y Caire Danes juntan sus labios con fervor. Estos son algunos de los pequeños remakes de Cerdà, que en ocasiones resuelve el trabajo durante el primer día, pero con determinadas piezas puede entretenerse hasta tres semanas.
Su proceso es muy meticuloso: «Primero busco imágenes de referencia, estudio la escena para ver el espacio desde diferentes ángulos. A continuación elaboro un pequeño esbozo y este da paso a mi parte favorita: recortar. Es el punto de inflexión entre una obra en 2D y otra tridimensional. Corto los elementos de la escena y luego les aplico la acuarela. Cuando están coloreados encolo todos los detalles y finalmente encajo las piezas dentro de la caja», cuenta la ilustradora a Yorokobu.
Papel, acuarela y una caja de puros. Eso es todo lo que necesita. Y mucha paciencia. Con estos cuatro ingredientes ha logrado llamar la atención de la prensa internacional. Recientemente ha trabajado por encargo para clientes como The New York Times y Entertainment Weekly, y a menudo recibe invitaciones de galerías que quieren incluir sus dioramas en exposiciones colectivas.
Gracias a una de estas invitaciones acabó especializándose en el cine colorista de su director fetiche: Wes Anderson. «Empecé a centrarme en su filmografía con una invitación de la Spoke Art Gallery para su exposición Bad Dads, que estaba dedicada a este cineasta. Me encantó la idea de participar en ella porque me siento muy identificada con su manera de destacar el espacio. La teatralidad y frontalidad que suele emplear Wes Anderson está muy presente en mi obra», comenta Cerdà.
Desde entonces ha recreado la escena en la bañera de Margot y Etheline Tenenbaum, el casillero del gran hotel Budapest, la cabina del tren que viaja a Darjeeling y el baño furtivo de los preadolescentes que escapan en Moonrise Kingdom. Suena a que la ilustradora ha encontrado un hogar, pero no ansía quedarse a vivir en él. Su próxima obra explorará la oscuridad de Twin Peeks.
Pero ¿cómo llegó a ganarse la vida con recortes de papel? En realidad fue una evolución natural. Mientras estudiaba cine y escenografía tuvo la ocasión de ilustrar cuentos para niños. Aparte de su afición al dibujo no contaba con recursos técnicos, así que decidió formarse en la mejor escuela que pudo encontrar: las librerías infantiles. Alternó algunos trabajos audiovisuales con el ejercicio de la ilustración, pero esta, que llegó como un flechazo, enseguida le demandó toda su atención.
«El papel en 2D no era suficiente para recrear bien los espacios. En los primeros libros que ilustré me planteé mucho cómo sacar provecho a mis conocimientos, y así surgió la idea de recortar los personajes y sus escenarios, convertir el cuento en un corto que plasme el ritmo, la puesta en escena, la luz, etc.», narra la ilustradora.
Desde hoy miraremos la tijera con otros ojos.