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Creatividad

Marc Martin, el ilustrador que quiso ser explorador

Cuando Marc Martin era niño no tenía ningún interés en dibujar. Prefería montar en bici y salir a explorar su entorno. No fue hasta mucho después, al hacerse mayor, cuando este artista australiano afincado en Melbourne comenzó a interesarse por el dibujo. «Empecé a trabajar como diseñador gráfico y poco a poco me fui convirtiendo en ilustrador», explica sus inicios a Yorokobu.

«Ser diseñador puede ser un reto si tratas de hacer un trabajo creativo y estás siendo constantemente dirigido por el cliente. Con la ilustración, siento que tengo un mayor control creativo, sobre todo en mis libros. Mi meta es hacer el trabajo que me gusta y dejar que la gente que entienda mi obra sea la que venga a mí (si comprenden lo que hago, confían más en mis decisiones creativas).

Pero ese afán explorador que tenía de niño seguía vivo en él. La naturaleza que le servía de escenario para sus aventuras infantiles caló tan hondo en él que cuando creció no pudo dejar de dibujarla.

«Mucha gente vive en núcleos urbanos donde no hay ningún tipo de conexión ni con la tierra ni con el medio ambiente. Solemos apartarnos de la naturaleza como si fuera algo que debiera quedar lejos del mundo en el que vivimos. Creo que es importante recordar a la gente que somos parte de ella, que formamos parte de un ecosistema en el que dependemos e interactuamos con otros seres vivos. Y eso es lo que trato de reflejar en mis ilustraciones».

‘A River’. Penguin Random House
‘A River’. Penguin Random House
‘A River’. Penguin Random House

Pero un explorador que se precie no se limita únicamente a un área. Marc Martin también se inspira en la gente, las ciudades, el movimiento, los animales y cualquier cosa que se lo ponga ante los ojos. «Últimamente estoy dibujando más escenas urbanas, como callejones y rincones oscuros de la ciudad por la noche. Me gusta el juego de luces que se produce en estos lugares», afirma.

Su última obra hasta el momento es Lots, una especie de cuaderno de viajes donde el ilustrador australiano nos muestra con exhaustividad todo aquello que le fascina de ciertos lugares del mundo. Pero es también, como toda su obra, un cuento, una narración. «Me gusta contar historias en mi trabajo», explica, «así que supongo que mis ilustraciones son una manera de narrar pequeñas historias. Quiero transportar a la gente a los mundos que dibujo».

‘Lots’
‘Lots’

El título ya da pistas de lo que vamos a encontrar en él. Un montón de cosas que Martin quiere contarnos y descubrirnos para que viajemos con él, para que exploremos con él. «Hace referencia a la curiosidad, la aventura y la diversión, identificando las cosas que caracterizan a un determinado lugar».

«La idea de Lots viene de mi gusto por viajar. Tenía la impresión de que la mayoría de libros de viajes que había visto no captaban la energía ni el carácter de los lugares que intentaban describir. Mi idea era hacer que el lector tuviera la sensación de estar leyendo un diario de viaje, algo que tuviera muchísima información pero también diera unas cuantas observaciones peculiares y transmitiera personalidad».

Muchos de los lugares que Martin ha dibujado en Lots son países que él ha visitado, por lo que la base principal es su propia experiencia. Cierta información, como el número de cajeros que hay en la Antártida o el peso de los excrementos de perro de París, ha tenido que buscarla fuera. Pero otras cosas como la cabeza india que se bambolea o el nómada calvo australiano son cosas que él mismo ha visto.

«Cuando elijo los lugares que voy a ilustrar, me aseguro de escoger al menos uno de cada continente; y sitios basados en una combinación de mis gustos personales con intereses urbanísticos y naturales», explica el australiano.

‘Lots’

Un buen explorador, además de ver, tiene que tocar. Quizá por eso los dibujos de Marc Martin tienen textura. Eso es lo que más destaca de su estilo, aunque no le gusta encasillarse en definiciones. «Me gusta crear cosas que el espectador pueda apreciar en un primer golpe de vista, pero que crezcan y tomen nuevos significados según te vas fijando más en ellos».

«La textura añade profundidad a la ilustración y un punto de interés. Si no la hay, todo tiende a parecer plano y aburrido. También ayuda a añadir elementos de imperfección y permite al espectador conectar con el trabajo a un nivel más humano», aclara Martin. «Me gustan los trabajos que son un poco imperfectos y experimentales en su enfoque».

Ser explorador requiere también de un poco de rutina para preparar el viaje. El día empieza para Martin alrededor de las 9 de la mañana. Comienza respondiendo a la gran cantidad de e-mails que recibe, actividad que le supone unas dos horas diarias. Después dedica el resto del tiempo sólo a dibujar.

Normalmente trabaja en varios proyectos a la vez, a los que trata de dedicar un mínimo de dos horas para cada uno. Y trata de finalizar su jornada entre las 5 y las 6 de la tarde, aunque no siempre puede cumplirlo, sobre todo si tiene alguna entrega urgente. Lo que sí evita por encima de todo es trabajar por las noches o los fines de semana.

Su proceso de trabajo varía en función del proyecto al que se dedique. Si se trata de ilustrar un libro, siempre empieza por hacer unos bocetos rápidos y tomar unas cuantas notas. La mayor parte de las veces ya tiene elegido el título y unas cuantas imágenes clave que anota rápidamente.

A partir de ellas desarrolla las definitivas así como la línea y el concepto narrativo. Para ello crea un story board. «Esto me ayuda a reforzar la base sobra la que se creará el libro y a construir el marco narrativo general, así como la manera de trabajar la historia en cada página», afirma. «Si necesita más espacio, más palabras, más ilustraciones, menos páginas… Todas esas cuestiones pueden resolverse con un story board».

Una vez completado, comienza a hacer bocetos más detallados de cada página. Cuando los tiene, empieza a colorear usando una combinación de gouache, acuarelas y lápices de colores para conseguir el efecto deseado.

‘Lots’

Después pasa esas ilustraciones al ordenador para completar la composición moviendo ciertos elementos aquí o allá, y hacer cambios de última hora antes de enviar el libro a imprenta. «Es realmente importante en mi proceso de trabajo intentar hacer la mayor parte a mano. Creo que le da más calor y autenticidad y que al público le gusta ver el toque humano en esos detalles».

Porque, aunque se ayuda del ordenador para realizar sus ilustraciones, Martin procura usarlo lo menos posible.

«Por supuesto, hago un montón de vectores, pero me siento más cómodo con las pinturas y los lápices. Creo que me escondía demasiado detrás del ordenador. Me preocupaba cometer errores y un programa de diseño ayuda a corregirlos fácilmente. Pero también creo que limita el tipo de ilustraciones que hago y que al espectador le resulta difícil conectar con trabajos informatizados porque no pueden ver el proceso que hay detrás», comenta.

«Prefiero que los dibujos que hago (y las historias que cuento) parezcan más humanos, así que voluntariamente dejo a un lado el ordenador y hago las cosas a mano».

Para sus trabajos usa básicamente la acuarela —«dan una suavidad y profundidad al color que combina muy bien con mi estilo». También usa texturas y patterns. «Normalmente tengo una idea de lo que quiero hacer antes de empezar un trabajo, pero me gusta experimentar también con diferentes herramientas», explica el ilustrador.

«A menudo las pruebas que hago y los errores que cometo mientras experimento paso a desarrollarlas después y acaban formando parte del trabajo final, así que es bueno abrirse a nuevas formas de trabajo».

No tiene unos referentes artísticos claros, en su opinión, aunque ahora está más interesado en las Bellas Artes que en otra cosa. Pero se anima a dar algunos nombres: Miroslav Sasek con su This is series o Jennie Baker con Where the forest meets the sea. Y alguno más: Ray y Charles Eames, Bruno Munari, Saul Bass y Charley Harper.

De ellos toma el uso de las texturas, la composición de elementos en una página y el juego de luces que emplean en sus obras.

Marc Martin es un ilustrador todoterreno. Así debe ser también un explorador que se precie. Lo mismo ilustra libros infantiles como ediciones para adultos y revistas, videojuegos, murales…  Y si tiene que elegir colores, se queda con los verdes y azules oscuros.

«Me gusta la variedad en mi trabajo. Los libros son divertidos porque se acercan más a mi manera de trabajar, pero como pueden suponer un trabajo muy intensivo, también es bonito romper esa rutina con otros proyectos más pequeños como la ilustración editorial o un trabajo más físico y de exterior como son los murales».

Viajar crea adicción. ¿Cómo pararse a descansar cuando se tiene hambre de mundo? Quizá por eso no descarta una secuela de Lots. Y explique también que esté trabajando ahora en otro libro basado en la historia real de un mozo de camarote francés que naufragó en la costa norte de Australia. «También estoy realizando una serie de GIF animados, una exposición y un nuevo proyecto mural. Y quizá autoedite un libro artístico».

Planes no le faltan. Tendremos que esperar y ver a dónde nos llevará su próxima aventura.

‘Lots’

‘A river’. Penguin Random House

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

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