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«Aprender de tus referentes es una experiencia realmente gratificante»

María Gutiérrez se preguntaba cómo sería aquello de trabajar como directora de arte, cómo se vería el diseño y la profesión desde esa perspectiva. Enamorada del diseño gráfico desde que lo descubrió, casi como un juego, de la mano de su hermano, esta joven diseñadora de Cornellà de Llobregat (Barcelona) supo desde muy pronto que su carrera profesional iría por ahí.

Tras acabar sus estudios de Diseño Gráfico y Comunicación Audiovisual se lanzó a hacer un postgrado en packaging, al mismo tiempo que empezó a trabajar para una pequeña agencia especializada en branding y packaging y allí se quedó.

«Esta experiencia me sirvió para consolidar mis bases a nivel profesional y es en este punto donde decidí dar mi siguiente paso», explica. «Quería seguir evolucionando en el mundo del diseño gráfico, pero también conocer más sobre la dirección de arte. Es al juntar estas dos inquietudes que llegué a la conclusión de que debería seguir formándome. El camino que elegí fue presentarme a la beca que ofrecía Yorokobu para cursar el máster sobre dirección de arte de LCI».

«La beca representaba una oportunidad perfecta para ampliar mi formación y aumentar mis posibilidades en el mundo laboral. Sabía que podría enriquecer mi portafolio con los proyectos que realizaría y conocer a personas influyentes en el ámbito de la dirección de arte y el diseño gráfico», recuerda. Y a pesar de algunas dudas iniciales, decidió lanzarse. Era difícil, se planteaba, pero no tenía nada que perder y sí mucho que ganar. Y resultó que tenía razón, porque María fue la ganadora de la primera edición de la Beca Yorokobu + LCI.

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Califica su paso por esta formación como una experiencia muy enriquecedora. «He tenido la oportunidad de tener clases de profesionales destacados en el mundo del diseño y la dirección de arte, lo que ha aumentado mi motivación y mi pasión para seguir adelante —explica—. Además, hemos aprendido mucho sobre creatividad y diseño y hemos trabajado en proyectos que nos preparan para el mundo laboral».

A ello se suma el hecho de compartir formación con otros compañeros que provienen de distintos países, algo que califica también como muy enriquecedor porque le ha proporcionado «diversas perspectivas sobre el diseño y los estilos de vida de cada uno». En ese sentido, María recuerda divertida las anécdotas que han surgido durante el curso relacionadas con la pronunciación de palabras en inglés y los distintos acentos que convivían en las clases.

«Es gracioso cuando pronunciamos palabras en inglés con acento español. Palabras como wifi o rave suelen sorprender a aquellos de habla hispana pero que provienen de América y están muy influenciados por el inglés».

Del curso destaca especialmente el nivel de los profesionales que imparten las clases y que trabajan en reconocidos estudios de diseño. «Poder aprender de quienes han creado proyectos que han sido referentes para mí es una experiencia realmente gratificante», confirma. «Y, por supuesto, mis compañeros; valoro mucho el ambiente en clase. Son gente supersimpática y hemos hecho un grupo genial».

Hoy, cuando el máster ha llegado a la mitad de su recorrido, hace balance de su paso por LCI Barcelona. «Esta formación me ha permitido dar un impulso a distintas facetas a nivel profesional, especialmente a mi portafolio, incluso estando aún a mitad del máster. He podido mejorar y renovar proyectos que antes no estaban tan bien logrados, lo que ya ha dado frutos visibles en mi carrera. Además, he podido aprender muchísimo de los consejos y experiencias que nos han ido aportando los profesores».

Así que, cuando le preguntamos si recomendaría optar a la nueva edición de esta beca para hacer el máster, responde con un rotundo sí. «Definitivamente, animaría a cualquiera interesado en el diseño gráfico y la dirección de arte a participar en este concurso y a no desanimarse pensando en que las posibilidades son escasas. Además, el proceso de presentar la beca puede ser una buena oportunidad para actualizar el currículum y el portafolio», afirma.

«En cuanto al programa, es una muy buena elección. Aun así, el máster requerirá de mucho esfuerzo y dedicación, pero vale mucho la pena no solo por el aprendizaje, sino también por la gente con quién lo compartes. Poniendo esfuerzo, dedicación y cariño, siempre se pueden conseguir las cosas».

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Por Yorokobu

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