El Método KonMari se ha convertido en un verdadero fenómeno global en los últimos años. Pese a haber reculado hace unos meses debido a su nueva situación familiar, el sistema que la japonesa Marie Kondo creó para ordenar y organizar el hogar se convirtió en todo un fenómeno mundial. El secreto de su método: deshacerse de las cosas materiales que no nos producen alegría.
Pero, ¿por qué este método tan simple se ha vuelto tan popular? ¿Qué es lo que nos obsesiona tanto del minimalismo japonés del que bebe el Método KonMari? Vamos a intentar responder a estas preguntas.
Para entender el atractivo del Método de Marie Kondo primero tenemos que mirar sus raíces en la cultura japonesa.
El minimalismo y la búsqueda de simplicidad tienen una larga tradición en Japón. Por ejemplo, la ceremonia del té o los jardines zen priorizan la belleza en la ausencia, no en la acumulación.
Esta estética minimalista se aprecia también en otros aspectos de la vida japonesa como la arquitectura de sus viviendas o el diseño de interiores. Muchos hogares japoneses están casi vacíos de muebles y objetos decorativos, con espacios diáfanos que transmiten paz y serenidad.
Podemos decir que Marie Kondo ha sabido adaptar a nuestra vida moderna una filosofía muy arraigada en su país: que menos es más.
Analicemos ahora qué elementos específicos del sistema KonMari lo han convertido en el nuevo paradigma global del orden doméstico.
Destaca principalmente el enfoque emocional con el que Kondo aborda el proceso de orden. Invita al lector a evaluar cada objeto en base a la alegría que le provoca, conectando así nuestras emociones más profundas con las pertenencias materiales. Una perspectiva de lo más novedosa que cautiva a sus lectores.
Otro pilar fundamental es la búsqueda de la felicidad y el bienestar como objetivo final del método. Ordenar se convierte en un camino inspirador hacia una vida más serena y plena, no en una mera tarea de organización.
Llama también la atención el ritual cuasi espiritual de agradecer a las cosas antes de desprendernos de ellas. Un poético gesto que añade trascendencia y significado a un acto a priori intrascendente.
Por último, Kondo plantea el orden como un proceso catártico de liberación personal, donde deshacerse de lo superfluo permite avanzar emocionalmente.
Aquí está el texto transformado a párrafos y manteniendo la negrita:
Entonces, retomando la pregunta inicial, ¿por qué nos obsesionamos con este método? Existen varios factores que podrían explicarlo:
La promesa de alcanzar el ideal de felicidad que todos perseguimos. Su carácter de búsqueda existencial que va más allá de lo práctico. La satisfacción de poner orden en una vida rodeada de caos. La posibilidad de cambiar radicalmente adoptando una filosofía diferente.
Este método aprovecha varias necesidades y aspiraciones muy arraigadas en nuestra sociedad actual. Y lo hace de una forma muy hábil con componentes emocionales y hasta espirituales en un campo a priori prosaico.
Este cóctel explica el éxito explosivo de este método surgido en Japón que parece haber encontrado una fórmula mágica aplicable a millones de hogares.
El minimalismo japonés del Método KonMari, con sus promesas de orden, felicidad y liberación personal, ha conquistado el mundo por varios motivos:
Es un movimiento global que va mucho más allá del mero orden doméstico. Un movimiento con componentes filosóficos, existenciales y hasta espirituales que ambiciona mejorar nuestras vidas eliminando el exceso material.
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