«Fortuna y gloria, muchacho, fortuna y gloria». Tengo esa frase grabada a fuego en mi memoria por un motivo menos épico de lo que se podría esperar.
Indiana Jones y el templo maldito era una de mis pelis favoritas en mi infancia. La frase aparecía en uno de sus diálogos y se quedó fijada en mi cerebro por pura insistencia. Entonces, solo teníamos tres cintas VHS en mi casa y las veíamos en bucle, casi un día tras otro. Las otras dos eran Top Secret y una cinta de vídeos musicales, llena de ruidos e interferencias de tanto reproducir y rebobinar (y grabar encima de lo ya grabado).
Este post fue modificado por última vez el 12 de enero de 2025 12:53
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