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Próxima estación: ¿minería de plástico?

Imagen de Christian Yves (CC, Flickr).

Cada día observo en el contenedor de escombros de mi calle una operación: un hombre llega con un carrito, pela los cables, se queda con el cobre y vuelve a tirar el plástico al contenedor. Ese basurero freelance está actuando con toda la lógica económica: el cobre cotiza al alza desde hace una década, pero nadie paga por el plástico. De momento: el pico del petróleo también implica el pico del plástico y hay quien pronostica el surgimiento de “mineros de plástico” en un futuro muy lejano.

Si es cierto que nos estamos quedando sin petróleo (y todo indica que es cierto), “también nos estamos quedando sin plástico”, escribe el ingeniero de materiales Debbie Chachra en un interesante ensayo en Warren Ellis. Incluso si la producción de plástico supone sólo una décima parte del consumo mundial de petróleo, el progresivo agotamiento del oro negro va a convertir el plástico en un bien crecientemente demandado, hasta tal punto que playas y vertederos “se convertirán en las futuras minas de oro”, escribe Chachra.

¿Es realmente esto así? Para averiguarlo nos ponemos en contacto con uno de los mayores especialistas del mundo en plástico o, mejor dicho, uno de sus mayores detractores: Manuel Maqueda. El es un español afincado en California, fundador de Plastic Pollution Coalition, una iniciativa con un objetivo ambicioso: librar al mundo del plástico.

“¿Minería de plástico? No creo que llegue a suceder: el plástico se fabrica de carbono e hidrogeno; las bolsas de plásticos se fabrican a partir de gas natural y, de hecho, el plástico se puede fabricar con cualquier material orgánico, incluidas las heces humanas. El problema es que el hecho de que esté fabricado a partir de materiales orgánicos no implica que sea biodegradable: el plástico va a seguir ahí dentro de 1.000 años”.

 

Arcoiris de plástico de una playa de Oregón. Imagen de Mag3737 (CC, Flickr).

El problema de base –explica Maqueda- reside en su propia concepción: “El plástico está fabricado para durar para siempre, pero lo utilizamos para usos efímeros, a veces de minutos:  usamos una pajita durante un minuto pero va a estar en la naturaleza quinientos años”. En la naturaleza, sí: “No queda una sola playa en el mundo que no haya sido invadida por el plástico, incluidas las de la Antártida. Somos la última generación que ha conocido una playa sin plásticos”.

El plástico ha invadido la cadena trófica de los mares, desde el plancton a las ballenas, y, por descontado, también afecta a la salud de las personas: “El 100% de las personas estamos contaminados en mayor o menor parte”… El fundador de la Coalición de la Polución del Plástico enumera aquí un listado de enfermedades -del cáncer de próstata a la hiperactividad, pasando por los abortos espontáneos- directamente relacionado con la exposición a materiales plásticos.

¿Y el reciclaje? El artículo de Chachra se congratula de que el reciclaje de plástico “reduce el impacto en el medio ambiente”, pero lo cierto es que sólo el 10% de los 300 millones de toneladas de plástico que se producen anualmente son recicladas o, más exactamente, acaban en el contenedor correspondiente (el amarillo), porque, explica Maqueda…

No existe tal cosa como el reciclado de plástico. Simplemente no se puede reciclar: el plástico no es un material virgen como el cristal o incluso el papel. El plástico tiene tal cantidad de químicos y es tan químicamente variado que lo que obtienes plástico derretido, y con eso no puedes fabricar otra botella de Coca-Cola, es demasiado costoso. Lo único que puedes hacer es degradarlo, retrasar la llegada de ese plástico el basurero”.

Y quién sabe si el chatarrero del futuro acudirá a ese basurero para separar el plástico del cobre… y tirar el metal a la basura.

Fuentes: Warren Ellis. Página de la Plastic Pollution Foundation.

Imágenes de la serie “Belleza intolerable”, de Chris Jordan.

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