Lo primero que hicieron Iñaki Ara y Gorka Sola, los fundadores de Mitte, fue borrar todo testimonio de decoración caduca y convencional. «En las paredes del local había elementos como vidrieras con bosques impresos o fotos espantosas con huevos rotos», explica el propio Gorka Sola. «Nosotros mismos nos ocupamos de esa parte de la reforma», es decir, arramblaron con rabia y contundencia y sustituyeron todo lo viejo por planchas de DM listas para ser pintadas.
Lo que ha quedado en esas paredes es el inicio de un exposición permanente de arte urbano. No hay derrota en comer bajo el cielo, pero Ara y Sola lo hicieron al revés: trajeron parte de la calle al local y vistieron sus paredes con el trabajo de Rosh333, Okuda San Miguel o Keko Buenavista.
Todo respondía a un propósito emocional de ambos: «Queríamos montar el restaurante en el que nos gustaría comer». Por eso, tiraron de los artistas callejeros que les gustaban y del estilo que habían mamado en los últimos años, mientras daban tumbos por el mundo. «Yo soy diseñador industrial y quise conjuntar los distintos estilos que conocía y que me gustaban de Nueva York, Berlín o Barcelona», explica el fundador de Mitte. «Hacía skate y me ha gustado siempre el hip hop, era (mal) grafitero y conocía la obra tanto de Okuda como de Rosh y por eso decidí contactar con ellos. Fue una cuestión de gusto personal», continúa Sola.
Para desarrollar la carta y dirigir la cocina contactaron con Gonzalo Calzadilla, premio al Mejor Cocinero Joven 2015. Calzadilla se ha encargado de crear una propuesta basada en «productos tradicionales españoles, a ser posible de Madrid, a los que pretendo dar un toque divertido», según sus propias palabras. Así, por ejemplo, el cocido madrileño viene contenido en una gyoza, o las sardinas en un raviolo con patata frita y caviar de Jerez.
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