En la economía industrial la confianza tenía expresión tangible, regía el patrón oro. Desde 1971 la expansión financiera confió en el progreso ilimitado y en la capacidad autorreguladora de los bancos centrales y de la banca comercial, a los que se concedió el poder de emitir créditos, es decir, dinero. Los ciudadanos, que activan todas sus capacidades (lo que tienen, lo que saben, lo que saben hacer) para generar intercambios entre ellos o nuevos recursos a disposición de todos, también necesitan sus propios medios de intercambio, ahorro e inversión. Pero su confianza está depositada en otras fuentes.
Bitcoin, la estrella entre las monedas alternativas —experimentos diseñados para sustituir a las monedas de curso legal— genera un enorme interés no solo de los que quieren ocultar su identidad sino también de los emisores de tarjetas de regalo válidas en Walmart. Un sistema descentralizado regido por un protocolo público que determina cómo se crearán las nuevas monedas y cómo se realizan los pagos. El fabricante de sensores Sensorica propone a todos los que estén interesados participar de su modelo de cadena de valor abierta: un protocolo para crear valor conjunto, distribuirlo dentro del sistema allá donde cubre una necesidad y repartir los ingresos en función de las contribuciones. La confianza está en lo que todo el mundo puede ver, comprender y utilizar. Confianza en lo abierto.
Por 3 Pumas te llevas medio kilo de nueces; con 15 te arreglan la bici; si tienes 20, puedes pagar parte del alquiler de tu apartamento en Matalascañas este fin de semana. En Sevilla se llama Puma, en otros lugares Zoquito, o Turuta o Bierzín (adivina). Son las monedas complementarias, aquellas que permiten realizar intercambios entre los miembros de una comunidad. Mucho antes, en el siglo pasado, los 57 despedidos de la editorial Bruguera unieron sus indemnizaciones para crear una cooperativa de servicios financieros para la promoción de iniciativas ligadas a la economía social. Los particulares pueden depositar sus ahorros y las iniciativas pueden servir tanto para ahorrar como financiarse. Desde 2005 el modelo Coop57 se ha expandido a Madrid, Aragón, Andalucía y Galicia. La confianza está en lo próximo, en aquello con lo que se siente una afinidad o propósito común. Confianza en lo colectivo.
Más de un millón y medio de personas han prestado ya su dinero a otros a través de Lending Club, un servicio que pone en contacto a ahorradores individuales con solicitantes de crédito. Sin pasar por los bancos y con mejores tasas de interés para unos y otros. Cinco millones más financian proyectos en Kickstarter y otras plataformas de crowdfunding después de examinar con atención las capacidades y promesas de las personas que los promueven. Más allá, los bancos de tiempo facilitan intercambios directos, sin la mediación del dinero. Removidos los intermediarios, quedan las personas. Confianza de persona a persona.
Porque donde no llega la moneda de curso legal, aparecen monedas de curso social.
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Javier Creus es fundador de Ideas for Change