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Movilizaciones contra… un escarabajo

El escarabajo picudo rojo, Rhynchophorus ferrugineus, es uno de los emigrantes más eficientes que hay. Desde su natal Asia tropical, este pequeño coleóptero ha viajado como polizón en diferentes barcos recorriendo una ruta por India y Egipto hasta llegar a numerosos países de África, Europa y América, donde no ha sido bien recibido.

El problema es que el picudo rojo no es del tipo de extranjero que llega y se adapta sin problemas, sino que su particular dieta, basada en el tronco de las palmeras, y la falta de depredadores autóctonos hacen que amenace a estos árboles allá donde llega. ya ha supuesto un grave problema en prácticamente toda la costa mediterránea, aunque es en Niza donde más se está cebando este escarabajo.

La situación allí es tal que el teniente de alcalde, Benoit Kandel, realizó un llamamiento a la población de la ciudad  con un dramático “es esencial para todos que nos apoyen y nos ayuden a deshacernos de esta infección”. La sensación de emergencia local es lógica. En la Costa Azul la palmera es un símbolo, con cerca de 70.000 ejemplares a lo largo de todo el litoral. Y el picudo no se va de una palmera hasta haber acabado con ella.

El modus operandi del picudo consiste en empezar por la especie Phoenix canariensis, un tipo oriundo de Canarias que por su gran adaptabilidad es el más usado en parques y jardines. Cuando el número de canariensis disminuye, el picudo salta a otra especie y a otra, de manera que todas las  palmeras están amenazadas con desaparecer. Según los datos manejados por la recién cerrada (debido a la falta de financiación) estación Phoenix de Elche, dedicada al estudio de la conservación de los palmerales, 100.000 palmeras han sido cortadas en Europa en los últimos 4 años.

El director de la estación, Michel Ferry, considerado un referente en el estudio de las palmeras y los picudos desde que en 2005 se detectase el primer caso en Elche, explica que  la lucha contra la plaga ha sido hasta ahora un fracaso por culpa de “varios errores técnicos” y “fallos muy serios de organización”. El primer lugar lo ocupa “una tardanza de cuatro años en elaborar un reglamento conjunto europeo” combinado con un “secretismo de los servicios de sanidad vegetal sobre sus medidas de lucha contra la plaga”.

La ciudad de Niza está ahora probando diferentes tratamientos para intentar frenar a los picudos, desde los comunes insecticidas hasta el uso de un hongo llamado Beauveria bassiana. Esta última técnica, pese a ser efectiva, necesita que la dosis sea repetida cada tres meses como máximo, dificultando una aplicación realista para la situación de urgencia que viven las palmeras.

La técnica que de momento se ha mostrado más capaz de contener los avances de los picudos es la inyección de insecticidas dentro del tronco de las palmeras. El hecho de que el producto.químico quede confinado dentro del tronco hace que sea inocuo para el resto de vegetación colindante y muy malo para el picudo que se alimente de él. “Es la mejor manera de evitar un tsunami de dispersión del picudo esta primavera”, advierte Ferry. “Si no lo impedimos, puede que sea demasiado tarde para salvar las palmeras de la Costa Azul”, un símbolo para Niza.

Por Carlos Carabaña

Carlos Carabaña es periodista. Puedes seguirle en @ccarabanya

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