En lo que a decorar y amueblar una casa se refiere, existen dos tipos de personas. Los que se gastan todos sus ahorros en muebles caros y los transportas en cajas de cartón, y los que directamente utilizan el cartón para hacerse los muebles. La efectividad: idéntica; el diseño: por descontado; el ahorro: directamente no hace falta hablar de eso.
La diseñadora mexicana Laura Vázquez entendió por ensayo y error que la idea tenía futuro. En 2004 decidió abrir con otros dos compañeros diseñadores una tienda-taller llamada Stratta. En ella dividirían la oferta en tres secciones, cada una dedicada a una especialidad. La primera sería de expositores, la segunda de muebles de metal y madera y, por probar suerte, ella se haría cargo del departamento dedicado a diseñar mobiliario de cartón. Su labor era crear muebles caseros, escenarios y vitrinas realizados con cartón reciclado. “Una apuesta arriesgada”, pensaron antes de descubrir que sería la especialización que haría triunfar su negocio.
El éxito radica en que “el cliente sale ganando en todo”, defiende Vázquez. Los muebles que realizamos nosotros tienen tanto diseño como uno fabricado en madera -trabajamos mucho en el aspecto del diseño y en que sean bonitos-; muchos de ellos son plegables, y por lo tanto comodos de guardar y transportar; su vida útil supera los tres años y en cuanto al precio no tienen comparación, los nuestros son más de la mitad de baratos”.
Sofás, sillas, mesas, biombos, mamparas, estanterías, marcos de fotos… Esta diseñadora es capaz de componer el interiorismo de una casa con la caja con la que le entregan la lavadora.
“No quiere decir que la técnica sea fácil”. Para lograr crear cada uno de estos artilugios, Vázquez y su socio Marco Antonio Morel –el tercero abandonó el proyecto- necesitan al menos tres días para diseñar los bocetos “El montaje es más fácil, una vez que se dispone de las piezas ya sólo se tarda un día en producirlo y tener todo bien ensamblado”, explica la técnica. “Todo en cartón reciclado que, una vez en desuso el mueble, puede volver a ser reutilizado para nuevas piezas”.
“Con él se respeta la naturaleza, se mantiene la búsqueda de diseño y puede ser una solución muy efectiva para personas que quieran muebles bonitos y no dispongan de demasiado dinero para conseguir caros productos de madera y metal”, defiende la profesional. “Date cuenta que el ahorro comienza desde la obtención del material, ya que mientras que una lámina de cartón de dos metros vale siete pesos, una de madera del mismo tamaño vale más de 20”.
En pro de ese interés por el bolsillo ajeno, a esta creadora no le importará tirar alguna piedra contra su propio tejado y está dispuesta a presentar en su web (ahora mismo inactiva por reforma) un manual abierto donde detalle consejos para que el público aprenda a elaborar muebles de cartón por ellos mismos. “Muchas de esas piezas, como las mesitas de niños, o sillas, son muy sencillas de realizar, y si la gente aprende a hacerlas les bastará con conseguir unos cartones para poder empezar a amueblar su hogar”. Toda una invitación a ahorrar dinero sin levantarte de un acartonado sofá, y sin perder el diseño de vista.
Laura Vázquez hizo un mueble inspirado en Yorokobu después de esta entrevista. (¡Gracias, Laura!)
