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Multa por exceso de racionalidad

Han vuelto a multar los policías de la racionalidad al loco que canta en la Avenida de las Amapolas. Han dicho que está fatal y se lo han llevado. Así han hecho con unos cuantos más.

Con el plasta de los signos del zodíaco pelado con bolsa de tela, con los de los cristos y sombreros blancos, con el que hacía fotos a la gente del metro, con el homeless que creaba flores de papel rojas, con el que hacía cuadros con boli Bic, con el que te comía la oreja para que entraras a ver su zoco… contigo.

«Algún día te van a pegar». Causa: ir a contracorriente. No firmar los convencionalismos y navegar por el camino de la ilógica.

Llevo milenios escuchando la misma frase: es-tás-fa-tal. Me la han dicho mejores amigos, malhechores, abrazafarolas y queridos. Con mi misma respuesta, la de un mono chillando tocando una orquesta a volumen intenso, mientras engullía un bocadillo del Museo del Jamón (cuando aún era museo).

«Amar en baldosa», es decir, seguir el caminito trazado y no salirse de él. Amar en cuadrado, enloquecer bajo unas premisas, bajo unos feedbacks bien cerrados, sin irnos de la ‘olla’ en demasié. Noseaque.com.

Nadie tiene tiempo para salir de la Funcionaría de la Racionalidad. Eres demasiado arriesgado por haber enloquecido antes de hora. ¿Antes de hora de qué y para quién? So clownie.

Si nuestros santos abuelos van a su bola, ¿por qué no seguir sus doctrinas y conducir tu vida sin frenos y nadie al volante?

No hace falta pelarse la cabeza y hacerse dos tatuajes o hacer botellón rodeado de hienas, ni tampoco vender de forma ilegal a diseñadores italianos; sólo hace falta ser fiel a uno mismo y seguir lo que le griten y lloren las tripas; un intento y bocanada de irracionalidad, frente a todo el Imperio Lógico que nos rodea y ataca.

Y el loco llora, incomprendido, se come un kebab de versos al aire. Le han enseñado que podía volar, muy lejos, pero sólo encuentra plumas en el camino.

Y como única solución, sólo queda un bolsillo lleno de diamantes del LOL, auténtica anatomía para seguir respirando, para continuar con tu auténtico impulso animal desparramando la cordura. La locura os hará libres, musita el bufón.

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