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Creatividad

Un billboard de 150 metros cuadrados hecho a mano

Si Mahoma no va a mirar el cartel, el cartel buscará a Mahoma. La saturación sensorial que ahoga a cualquier caminante urbano obliga a que los emisores de información afinen mucho para que sus mensaje no vaya a tierra de nadie. No siempre es cierto lo de «caballo grande, ande o no ande», pero algo que acapara la mirada corre un riesgo menor de pasar inadvertido. La artista urbana BTOY ha desarrollado un billboard de 150 m2 para Converse.


El vasto lienzo cuelga desde ayer en el edificio de Puertaferrissa en Barcelona. La misión de crear una gran ilustración del tamaño de un piso para una familia como Dios manda alberga unas pecualiaridades logísticas que hacen del proceso de creación un camino excitante. Hay que sustituir el estudio por un hangar y la paleta o el ordenador por varias cajas de spray. «Hemos creado dos lonas y para ello hemos estado encerrados en la nave durante cuatro días», explica Andrea Michaelsson, más conocida como BTOY. «Las hemos pintado con aerosol. Habremos gastado unos 25 negros, 25 rojos, 7 amarillos, 5 blancos y 3 magentas, o sea unos 65 sprays y 25 rollos de cinta de carrocero». O sea, que más que un mural para Barcelona, parecía un cuadro «estilo Bilbao».

BTOY es artista urbana desde hace más de una década. Lleva vistiendo las calles de Barcelona, su ciudad, desde entonces y tiene contrastada experiencia en esto de la instalación urbana de corte impactante. Nada, claro, del tamaño de este cartel para Converse. «El tamaño le otorga más evidencia y más en un lugar como este, en el que pocos edificios tapan el trabajo», dice. La parte más mundana del trabajo, la de pringarse y sudar, ha sido la más complicada a nivel técnico.»Por cuestiones técnicas solo podíamos pintarla en horizontal», resalta la artista barcelonesa, «Eso significa un sobreesfuerzo porque toda la pintura sobrante por el efecto del aerosol cae en la lona. Además, estábamos en un espacio cerrado, así que hemos gastado unas cuantas mascarillas desechables con filtro, hemos tenido que limpiar la lona de la nube… ¡y nos hemos dejado la espalda!». Tras los dolores, los sudores y las fatigas lo que queda es un regio traje de camuflaje para los previamente desnudos muros del Puertaferrissa. ¿Y si cualquier fachada fuera un lienzo para vestir la ciudad de colores? Haya marcas de por medio o no, lo cierto es que los museos de mayor tamaño siempre son urbanos.


Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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