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Creatividad

Nani Serrano recupera el canon de belleza del Renacimiento

Se llama Nani Serrano y su principal herramienta de trabajo es el aerógrafo, pero su obra no se puede encontrar en ningún cuerpo desnudo ni tuneando algún objeto. Por increíble que parezca, no todo es body art ni tuning en el mundo del aerógrafo. Ella define su estilo como «seducción aerografiada».

Hubo un tiempo en que los rotuladores, pinceles y lápices ocupaban las manos de esta artista cuyo universo es fuertemente femenino. Pero finalmente prefirió decantarse por la herramienta que muchos asocian erróneamente también al grafiti.

Para Serrano, el aerógrafo resulta una técnica delicada y sofisticada por los degradados, las transparencias perfectas y en especial por los efectos de brillos y luces que se pueden conseguir. «Como forma de expresión se adapta perfectamente a la apariencia velada que yo necesito en mis pinturas», explica. «Consigo que la textura de la piel en los cuerpos desnudos sea de contornos suaves. La aerografía como técnica me parece muy interesante sobre todo cuando quiero hacer un trabajo realista; consigo efectos muy parecidos a la fotografía. No hay pinceladas ni volúmenes de texturas, solo la del soporte que utilizo al pintar».

Fotografías. Tal es el grado de realismo que muestran a menudo muchas de sus obras. Un ejemplo, la serie Recovecos vivos, en la que deja muy clara la intención de captar la atmósfera fotográfica. «Cuando es un trabajo con estilo realista y figurativo, necesito antes hacer unas fotos que me sirven de inspiración», explica. «Para esto llamo a alguna amiga que se preste a una sesión fotográfica». Otras veces, si la amistad falla, es ella misma quien sirve de modelo para la siguiente figura.

Serrano apunta delicadamente su aerógrafo hacia el espacio del lienzo que acaba de destapar. Esta técnica no admite prisas y quien la adopte tiene que venir armado de mucha paciencia, buen pulso y una gran concentración. Durante el proceso de trabajo, explica Serrano a Yorokobu, algunas zonas del dibujo quedan reservadas y tapadas, así que el resultado final puede ser una sorpresa.

Realizar una de sus obras puede llevarle una semana o un mes. «El tiempo que dedico a cada obra va en función del contenido, la complejidad del dibujo y el tamaño», aclara la artista a quien no le gustan las prisas en su trabajo. «Tomo el tiempo que necesito pero a buen ritmo».

Acabado el primer color, la artista limpia cuidadosamente el aerógrafo, lo rellena meticulosamente con el siguiente tono y continúa su trabajo. Una delicada figura de mujer desnuda va tomando forma poco a poco.

Los temas favoritos de Serrano son «el erotismo estético y el arte figurativo tanto si es realista como conceptual». La sensualidad de sus obras gira en torno a la figura de la mujer. «Es atracción por lo femenino, me inspira la mujer, me identifico», confiesa la aerografista. «Me gusta el desnudo estético con su concepto tradicional de belleza; para mí es un icono. El erotismo y la seducción es la base de mi trabajo; el cuerpo de la mujer es el medio con el que puedo expresar características coquetas naturales de la mujer».

Serrano encuentra belleza en esas formas femeninas, en los gestos, contornos y texturas, y el aerógrafo es su mejor aliado para lograr esos tonos suaves y nacarados. «El cuerpo masculino también es bello y erótico, pero prefiero representar la belleza femenina como ideal estético».

El Renacimiento sirve de inspiración en la obra de esta artista alcoyana, no solo por el erotismo y la sensualidad refinada de los desnudos de esa época. «Además de la belleza clásica, también me estimula el preciosismo de las escenas, la energía de las representaciones, la riqueza de elementos decorativos, la expresividad de los rostros y los cuerpos, los complicados peinados y el aura de misterio que guardan muchos de los cuadros».

Quizá por ello sus artistas favoritos sean El Bosco, Caravaggio, Bronzino, Sandro Botticelli, Juan de Flandes y otros muchos. De su etapa pin-up (trabajó como colaboradora portadista para Ediciones La Cúpula donde dibujaba a este tipo de mujeres), confiesa guardar en la estantería libros de aerografistas como Olivia de Berardinis, Alberto Vargas, Giger o Hajime Sorayama. Pero en la actualidad se fija más en otros artistas polacos («Joana Chrobak  es muy interesante»), rusos, coreanos y chinos que no tienen nada que ver con esta técnica.

Nani Serrano vuelve a tomar el aerógrafo y se concentra de nuevo en el trabajo. La mujer delicada de piel nacarada ha tomado ya su forma casi definitiva. No la busquéis en ningún muro. El aerógrafo no es solo para grafiteros.

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

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