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Non Tourist Project: Viajes cocreados


Imaginemos que veinte tipos llegan a Islandia (hielo, fuego y energía) para pasar 18 días juntos. No aterrizan como maletas y tampoco se puede decir que no se conozcan entre sí. Ya han coincidido en reuniones previas (5 o 6) que les han servido para irse tanteando, aprender sobre el destino y discutir aspectos significativos del viaje. Para potenciar la interacción, crearon un blog común y, a partir de una propuesta previa, debatieron en grupo cómo estructurar el programa, con quién iban a colaborar, los posibles alojamientos, el transporte hasta el aeropuerto, etc. Debido a la singularidad social del país, incluso, montaron una Comisión de investigación (¿Qué pasa en Islandia?) que les permitió entender (o al menos intuir) su momento histórico.
Pues bien, ya están en tierras árticas. La primera parte de su aventura la dedican al trabajo de campo, en las zonas de fumarolas de Seltún (un área geotermal ubicada en la península de Reykjanes), bajo la supervisión de la Agencia Medioambiental Islandesa. Acondicionan la zona para la recepción sostenible de visitantes: limpian, señalizan caminos y construyen pasarelas para evitar el deterioro de los anexos. El resto del viaje lo dedican a descubrir algunos de los enclaves imprescindibles del país como el gran Geysir o el Parque Nacional de Vatnajökull, y otros menos típicos que se salen de los recorridos habituales. Muchos no olvidarán, por ejemplo, su paso por la península de Skálanes, desconocida incluso para muchos islandeses. Es lo bueno de saltarse los intermediaros y confiar en las pequeñas agencias, guías o población local: llegas hasta donde otros no alcanzan.
Todo esto se experimenta gracias al llamado Método Non Tourist Project. No son paquetes turísticos cerrados sino procesos formativos, asesorías y acompañamientos. Es decir, NTP propone un itinerario y una posible colaboración solidaria, el grupo debate y, al final, entre todos diseñan el viaje que disfrutarán conjuntamente. Para entender mejor su filosofía qué mejor que conversar con sus inspiradores: José María Macías y Javier Gómez.


Según ellos, Non Tourist Project debe traducirse “como un proyecto para no turistas y no como un proyecto no turístico, que no es lo mismo”, apunta Macías. Gómez, por su parte, insiste en que cada viaje es una experiencia diferente y, a modo de ejemplo, añade: “En 2011 organizamos un recorrido por Perú y, para financiar la parte solidaria (construyeron parcialmente un jardín de infancia en Ollantaytambo), montamos un concierto en la Gruta 77 (sala de música madrileña)”.
No obstante, insisten en que el tiempo dedicado a “currar” ocupa un tercio de la experiencia, el resto se reserva para el ocio constructivo. “El ocio, no confundir con tiempo libre, debería ser siempre formativo y constructivo, y más aún en un viaje que amplifica las emociones y posibilita el contacto con las gentes y lugares que visitamos”, señala Javi. Después, concluye: “es la diferencia entre estar o vagar por un sitio, o realmente visitarlo e intentar habitarlo. Uno de nuestros objetivos fundamentales es formar e informar a los viajeros para fomentar su participación y potenciar sus vivencias”.
Estas experiencias probablemente se multiplican gracias a la base creada en las reuniones previas al viaje (la parte formativa que ellos denominan trazando horizontes). Pero, al regresar, ¿se rompen los vínculos? Al parecer no, porque, según comenta José María, “además de realizar una memoria resumen, ofrecemos distintas vías de contacto para ayudar al reencuentro y a la construcción de sinergias. El grupo de Islandia, por ejemplo, aparte de mantener vivo el blog, se ha reunido unas 10 veces a posteriori. Algunos de los participantes, de hecho, han aprovechado estas conexiones para organizar otro tipo de actividades. Esa es la idea, aprender a gestionar el ocio de manera constructiva”.

Jordi Jofré Neyra es Fotoperiodista y Experto en Innovación Social y Turismo. Puedes seguirlo en Twitter aqui.

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