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Con la oficina a cuestas: cómo trabajar desde cualquier sitio

Sí, yo soy uno de esos que decidió en su día dejar el calor de la nómina para buscarse la vida por su cuenta, y además de no tener que fichar cada mañana y librarse del yugo del horario. La organización personal del trabajo cambió de la noche a la mañana en consecuencia.

El grueso de los que escogen trabajar por su cuenta comenzará a otorgar mucho más valor al tiempo, que a partir de ese momento pasa a ser su más valioso activo: hay que intentar facturar cada minuto o al menos aprovecharlo para adelantar trabajo y terminar la jornada lo antes posible. Hasta entonces, me resultaba imposible pensar que podría ser productivo lejos de la pantalla del ordenador del trabajo, pero con el paso de las semanas y los meses, descubrí del desmedido potencial de los dispositivos móviles.
¿Cómo? ¿Qué? ¿Que se puede preparar una oferta desde el móvil y validar trabajos desde el tablet? Pues sí, hasta el punto en el que llegué a considerarlo mi secreto mejor guardado, no tanto para obtener una ventaja comparativa, sino porque entendí que por una cuestión de prejuicios, una oferta confeccionada desde el móvil sería percibida como algo de menos valor que la que ha sido labrada a golpe de teclado bajo el flexo de una oficina. Pero la realidad es bien diferente.
Lo primero que tenemos que hacer es perder el miedo y empezar a tener conciencia de las ventajas de la oficina móvil: ¿qué prefiere un cliente?, ¿que le respondamos una epístola al cabo de tres horas desde el ordenador del trabajo o que solucionemos su problema desde el móvil y en diez minutos? No tardé mucho en resolver este dilema porque la respuesta es claramente la segunda. Vivimos en una sociedad cada vez más habituada a la inmediatez y esto se traslada también al ámbito profesional: cuanto antes resolvamos un asunto, mejor. Pero… ¿qué es necesario para dar realmente el salto y funcionar al 200% desde una oficina móvil?
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Hardware
Ahora que ya hemos perdido el miedo, es necesario rodearse de los equipos necesarios para poder sacar el máximo rendimiento de nuestra movilidad. Por mi experiencia, no me equivoco si afirmo que el 99% de las gestiones se podrían resolver desde el móvil, salvo que uno sea arquitecto o desempeñe cualquier otro trabajo que le exija el uso de un software específico para el ordenador.
Este cálculo dio paso a la tentadora idea de funcionar solo con un smartphone potente y salir a la calle sin miedo, pero el paso del tiempo me hizo ver que el rendimiento del trabajo era más eficiente (y sobre todo más cómodo) a medida que aumentaba el tamaño de pantalla.
Pronto descubrí que la clave consistía en encontrar el difícil equilibrio entre dispositivos compactos y ligeros, pero con el tamaño suficiente que permita trabajar en ellos a pleno rendimiento. ¿Y qué dispositivos escogí para alcanzar la mejor combinación de equipos? En este sentido también descubrí que para un funcionamiento eficiente en la oficina a cuestas había tres niveles, de menor a mayor: smartphone, tablet y portátil. Vamos con ellos:

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Software
Pero esta combinación de equipos no sería nada si no se contara con un buen catálogo de aplicaciones que permitiera trabajar de forma sincronizada. Vaya por delante que la máxima que debe perseguir en todo momento el usuario cuando trabaja en movilidad es la sincronización permanente de la información. Se acabó aquello de escribir en el portátil y enviar por e-mail al tablet para seguir trabajando: a partir de ahora trabajaremos con la información en la nube y así, lo que empezamos en la oficina en el ordenador, lo podemos seguir en el aeropuerto desde el móvil. Al igual que con el hardware, en lo relativo a las aplicaciones he encontrado el equilibrio perfecto con grandes servicios sin los cuales ahora no sabría muy bien cómo funcionar:

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«Sí, sí, todo esto está muy bien pero… ¿y la seguridad? ¿Y si no tengo conexión a internet?», es la pregunta que siempre me formulan cuando explico mi esquema de funcionamiento, y es muy legítima. Bien, en lo relativo a la seguridad, tanto Evernote como Dropbox cuentan con la segura verificación en dos pasos, o dicho de otra manera, cada vez que el sistema detecta una intrusión de un equipo no autorizado por mí con anterioridad, envía un SMS a mi móvil así como un correo con los detalles del acceso. Es decir, que solo yo en posesión de mi móvil, que además está protegido con contraseña, puedo validar ese acceso.
«¿Y si el servicio borra mis datos?», está claro que nuestra información está ahora en servidores remotos, pero hay que tener en cuenta que estos servicios viven básicamente del almacenamiento de nuestra información y hacen respaldos constantemente de la misma. En una ocasión Evernote borró accidentalmente mi cuenta y en menos de media hora la restableció pidiendo disculpas.
¿Es más seguro tener todo en un ordenador en casa susceptible al ataque de los hackers, virus o averías? No lo creo. En cuanto a la conexión a internet, lo cierto es que hoy en día estamos prácticamente todo el día conectados, pero si perdemos la conexión -por un vuelo o zona sin cobertura- tanto Evernote como Dropbox cuentan con aplicaciones que sincronizan la información en local, con lo que tan pronto como se recupere la conexión, la información vuelve a estar actualizada sin que nos demos realmente cuenta de ello.
Conexión
Si la elección del hardware y del software eran vitales, ¿qué decir del acceso a internet fuera de la oficina o casa? En mi caso disfruto de 1 GB de datos, que se queda a todas luces escaso, pero que con un poco habilidad nos podemos arreglar, y en lo referente al tablet, disfruto de una tarifa de 700 MB por menos de 6 euros al mes que me da servicio en aquellas zonas donde no haya wifi, y que gracias al tethering provea de acceso al Surface en cualquier situación. Como apunto, la clave de llevar la oficina a cuestas está en permanecer conectado en todo momento y así poder trabajar en cualquier circunstancia.
¿He echado de menos en algún momento la oficina y el trabajo en un despacho? Desde que di el paso debo decir que nunca. La libertad de escoger el horario y trabajar en cualquier situación (yo he llegado a hacerlo en la consulta del médico o en el colegio al recoger a las crías) te otorga una mayor productividad que el rigor de un horario y el despacho. El que trabaja con la oficina a cuestas da una respuesta más rápida y eficiente a sus clientes y aprovecha mejor el tiempo, sin duda. ¿El peligro? No saber desconectar o no marcar claramente la frontera entre trabajo y ocio. Pero una vez que esto también se logra, nunca se podrá volver atrás…

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