En Instagram hay un submundo de gente que… prepara oposiciones.
Una fase que antes de las redes sociales había permanecido en las sombras. Esas personas que apenas podían tener vida social durante meses o años mientras preparaban sus duras oposiciones ahora tienen una vía de escape de toda esa presión con forma de hashtag: #OPOSICIONES
Esa búsqueda arroja casi 80.000 resultados en Instagram. Gente que se siente orgullosa de seguir organizándose en papel. Si se desea acotar aún más y que sólo salgan los bodegones más delicados, los dignos de aparecer en una revista de material gourmet de papelería, recomendamos buscar por la alternativa #OPOS. Más de 38.000 imágenes de blocs, cuadernos, subrayadores, listados, estuches y otros objetos a los que casi dan ganas de pegar un «bocao». O la aún más inquietante #OPOCOMPIS, con más de 50.000.
No faltan tampoco las frases motivadoras («persigue tus sueños», «cada logro empieza con la decisión de empezar») que sus autores escriben para apoyar a sus compañeros, pero sobre todo a sí mismos, aunque se las autoenvíen a través de una red social.
Muchos de ellos exhiben su voluntad de hacer «piña» con sus colegas opositores (futuros colegas funcionarios si esos sistemas de post-its y subrayados resultan eficaces). Y, para reforzar el grupo de elegidos, nada mejor que meterse con cualquiera que no estudie unas oposiciones.
Pero la mayoría se limita a retratar de forma artística su puesto de trabajo. A los intrusos puede darles la impresión de que el tiempo que no pierden en salir de cañas lo emplean en redecorar el corcho. Esas mesas repletas de post-its y botes de rotuladores han sido bautizadas por sus creadores como «OPOZULOS». Y he ahí un nuevo hashtag adorado por los instagramers opositores. Este se lleva la palma. Tiene más publicaciones que #OPOSICIONES u #OPOS. De zulos no tienen nada, claro. Más bien parece que estos opositores son expertos en interiorismo o escaparatismo. Viendo estos «zulos», a uno le dan ganas de empezar la carrera desde el principio, por si acaso no alternó suficientes tonos en sus subrayadores.
Algunas de las personas que publican fotos de sus apuntes en Instagram tienen decenas de miles de seguidores. Algunas de las más conocidas (suelen ser mujeres) son Opomodora, Tiempopapeles u Opos_Justicia.
Muchas de ellas complementan su oferta de apoyo a los opositores con un blog o un canal de YouTube, donde explican, por ejemplo, consejos para organizarse o métodos de estudio. Admiten que es difusa la línea entre el interés de animar a otros y el de alentarse a sí mismas. Su éxito ha provocado que algunas marcas de papelería se dirijan a ellas para regalarles material que posteriormente ellas plasman en sus bodegones. Cabe preguntarse qué harán con sus exitosos canales cuando por fin se conviertan en funcionarias.
En Instagram también hay muchos otros estudiantes (por ejemplo, de universidad) que publican hermosas fotografías de sus mesas de estudio, pero no han conseguido (de momento) crear un conglomerado tan sólido como el de la red de opositores. Quizá porque aún no se les ha ocurrido un palabro tan molón como #OPOZULO.
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