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El orden elemental de las cosas

Había que colocar a los niños para la foto. Aquella mañana era el día escogido para hacer el retrato oficial del curso, ese que luego los padres enseñan orgullosos a las vecinas para presumir de hijos. La clase era un caos. Todos querían aparecer en primera fila, aleccionados previamente por los orgullosos progenitores: tú colócate delante, que se te vea bien. Que siempre te tapan las orejas de Luisito cuando se pone delante de ti. Y los niños, obedientes, se empujaban unos a otros para ocupar los mejores sitios. La profesora, condescendiente, en un principio les permitió buscar libremente su lugar. Pero luego no tardaron en llegar las peleas, los empujones y los gritos. Todos querían salir bien en la foto y el conjunto que formaban era un caos.
Así que tomó cartas en el asunto y los recolocó siguiendo el orden natural que exige una buena fotografía: los altos, atrás del todo. En el centro, los medianos; y abajo, sentados en el suelo, los más bajitos. Solo faltaba ella. Calculó cuál era el centro exacto de la foto, allí donde la mirada del espectador se centraría. Movió a un niño aquí, otro allí… y se hizo hueco. Cuando los padres recogieron la foto, no daban crédito a lo que veían. La profesora, vestida además con un jersey rojo incandescente, aparecía en el mismísimo centro de la imagen. «¡Hala!», comentaron algunos. «¡El burro delante para que no se espante!».
¡Qué feo queda querer ser el centro de atención por encima de todo y de todos! Es igual de maleducado que poner el «yo» por delante cuando enumeramos quiénes realizan una acción:

*Yo, tú y él iremos al cine

Y no es que sea un error gramatical, pero sí de forma. Poco elegante, vamos. Como en la vida, en el español también hay un protocolo que seguir cuando tenemos que colocar pronombres tónicos. Lo correcto sería poner esa primera persona en último lugar: Tú, él y yo habría quedado muchísimo mejor.
Sin embargo, cuando se combinan los pronombres tónicos de segunda con los de tercera o grupos nominales, no importa en qué orden aparezcan. Tan correcto sería decir Vosotros y ellos ya lo visteis como Ellos y vosotros.
¿Y qué pasa con los átonos? ¿Qué pasa cuando utilizamos el pronombre se? Tranquilos, que también hay un orden para estos:

se > 2ª persona > 1ª persona > 3ª persona

Ejemplos: Se me está haciendo tarde, No te nos vas de la cabeza, ¿Te lo puedes creer?, No te me lo lleves aún, Exigieron que no se nos mostrara nada
Porque, de cosas como *Te se hace tarde o *Me se olvidan los nombres, no hace falta decir más, ¿no?
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Imagen de portada: Elzbieta Sekowska /Shutterstock

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

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