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Relatos ortográficos: ¿Cómo surgió el signo de interrogación?

Apenas faltaban unas horas para la salida del sol y el escriba aún no había terminado de copiar aquel endemoniado texto. Hacía tiempo, gracias al Altísimo, que se empleaban algunos signos para separar palabras y facilitar la lectura. Pero la única manera de indicar al lector que lo que venía a continuación era una pregunta era copiando al final de la misma la palabra quaestio en su forma apocopada: qo.

No estaban los tiempos para derrochar pergamino, así que lo mejor era escribirlo en sentido vertical y no horizontal. El texto estaba lleno de preguntas retóricas y el tiempo apremiaba. El trazo del escriba se hizo tan descuidado por las prisas que aquel apócope acabó convertido en un extraño garabato: ? Se encomendó a Dios y rezó porque quien leyera en voz alta aquel manuscrito supiera entender lo que había escrito. Si aquel hermano anónimo escriba como él había conseguido colar la ñ en el alfabeto, ¿por qué él no iba a tener la misma suerte?

Los grandes descubrimientos vienen, a menudo, de casualidades. No hay constancia escrita de que así naciera el signo de interrogación, pero quizá esta historia no esté muy desencaminada. ? y ! son apócopes de las palabras latinas quaestio e interiectio, cuya evolución gráfica derivó en los signos que hoy conocemos.

Prácticamente todas las lenguas los usan para indicar que la oración es una pregunta o denota sorpresa o admiración. La peculiaridad del español, que no podía conformarse con ser como los demás idiomas, es que necesita un símbolo de apertura y uno de cierre para representar en la escritura estas dos entonaciones.

No es solo un capricho de académico revenido. En realidad se debe a una cuestión gramatical. Igual que otras lenguas, como el inglés, modifican la estructura de la frase o colocan ciertos verbos auxiliares para indicar que lo que viene es una frase interrogativa, el español no lo hace. Si alguien te escribe: Estás bien, no puedes saber a simple golpe de vista si te lo pregunta o te lo confirma. Si la frase es corta, como el ejemplo, no hay problema, bastaría un signo de cierre. Pero cuando la interrogación se alarga, ¿dónde debes empezar a cambiar la entonación?

La excepción viene cuando queremos expresar ironía o sorpresa (el equivalente al WTF inglés), donde sí está permitido usar el signo de cierre pero entre paréntesis: Le gusta comer quinoa con tocino (?) y todavía es capaz de adelgazar si se come un barreño (!).

Tras ellos puede ir cualquier otro signo de puntuación, pero nunca NUNCA el punto. Colleja para quien escriba *¿Cuánto cuesta?. Son 10 €. Y si queremos indicar que algo es una pregunta y una exclamación a la vez, la RAE nos permite usar los signos dobles (¡¿Te has casado con ese imbécil?!), tantos como grande sea la sorpresa (y la estupidez del ya marido): (¡¡¡¡¿¿¿¿Te has casado con ese imbécil????!!!!).

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

3 respuestas a «Relatos ortográficos: ¿Cómo surgió el signo de interrogación?»

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