Por lo que ha ocurrido en los últimos tiempos, se podría pensar que en el madrileño barrio de Tetuán, los bandos son dos: el de la caridad excluyente y xenófoba de la llama «okupa neonazi» o el que hay frente a eso, el del Centro Social La Enredadera.
Por suerte, lo primero es tan extraordinario e inusual que su desaparición es inevitable. También por suerte, lo de La Enredadera no es la única muestra en el barrio de que Tetuán trata de regenerarse a base de propuestas sociales integradoras.
No es la primera vez que Isabel y Raquel, las alma máter de La Galería de Magdalena, se lanzan a la rehabilitación de un espacio urbano abandonado a través del arte. Sin embargo, los caprichosos designios de la actualidad han querido que el proyecto en el que han intervenido, Paisaje Tetuán, sea el anverso de belleza de un reverso tenebroso que acosaba al popular distrito madrileño.
La idea de Isabel y Raquel pasaba por vestir un anteriormente destartalado solar de la calle Matadero, La Huerta de Tetuán. «La intervención comenzó con un photocall ciudadano, donde la gente se situaba detrás de una pecera llena de agua para simular que emergían de ella, de ahí el nombre de #Emergiendo, con lo que queríamos dar un mensaje positivo», cuentan.
Con el material obtenido (los retratos fueron realizados por Mood Studio) construyeron un gran mural para cubrir la tapia del solar, de 40 metros de longitud. «Los tonos azules y las tapas de lavadora haciendo de ojos de buey se han convertido en la imagen de todo el solar -donde también se realizó una huerta urbana y unas gradas con palés-, e incluso del proyecto completo de Paisaje Tetuán», explican.
La intervención de Isabel y Raquel tiene más caras que la física. «A cada fotografiado se le grababa también un pequeño vídeo preguntándole por su barrio». Con todos esos testimonios han compuesto un amplio mosaico digital que pone cara a Tetuán y que, sobre todo, da fe del pulso que se respira en las calles del barrio.
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