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Pajareras que dan wifi a cambio de aire limpio

Para conseguir una buena acción hay que sobornar al personal, incluso cuando la buena acción redunda en un beneficio para el que la realiza. Aprovechándose de esta naturaleza nuestra de funcionar mediante recompensas, una start-up se ha propuesto inculcar pautas de comportamiento respetuosas con el medio ambiente a base de regalar conexión wifi. Todo son ventajas: respiras mejor y ahorras un dinero de la tarifa de datos.

Joris Lam ha creado TreeWifi, un proyecto que pretende colgar de las ramas de los árboles de las ciudades europeas unas pajareras luminosas que analizan la calidad del aire y, en virtud de ella, emiten una señal gratuita para que los ciudadanos conecten sus dispositivos.

Lam vive en Ámsterdam. Es empresario de medios de comunicación online, diseña parques temáticos, ha cofundado una escuela de comunicación para nuevos talentos y ahora se embarca en la protección del medio ambiente. «La idea surgió cuando quise conocer la calidad del aire de mi calle. Me di cuenta de que no existían datos suficientemente buenos y me pregunté por qué. Llegué a la conclusión de que ese tema es muy abstracto para mucha gente y eso hace que el público general no se involucre», cuenta Joris Lam a Yorokobu.

En tiempos de saturación de información, los temas que no atrapen y seduzcan están condenados a la indiferencia. «Esto es lo que quería cambiar, quise diseñar algo que hiciera visible el problema de la calidad del aire y que, además, fuera divertido interactuar con él», apunta Lam.

Las pajareras que el equipo de TreeWifi ha diseñado ofrecen estética futurista a la que, gracias al color de sus luces, se suma cierta evocación navideña. Dan la impresión de que, en cualquier momento, asomará la cabeza un pájaro robótico y echará a volar. Pero lo único que vuela en esa caseta es el alimento más preciado del siglo XXI.

Los responsables del proyecto se decidieron por las pajareras en un esfuerzo de mantener cierta lógica visual con el entorno. «Quería hacer algo que iluminara los árboles, pero a la vez no quería que se sintiera como una cosa excesivamente tecnológico. Las pajareras parecían un paso natural», relata el fundador.

Las casitas integran un sensor electroquímico para captar la densidad de dióxido de nitrógeno. Luego los datos se envían a un servidor que los analiza y decide si emitir o no la señal inalámbrica. Si el aire es bueno, las bombillas led del tejado de la pajarera se prenden de color verde. A partir de ahí, cualquiera puede conectarse. Sin embargo, si el examen sale negativo, las luces emitirán luz roja y se bloqueará la señal.

Cuando el usuario entra en esa red tan oxigenada, recibe en su dispositivo consejos y sugerencias para aprender a mantener una buena calidad del aire. Este sistema pretende sensibilizar a través del refuerzo positivo e inculcar una predisposición y una curiosidad por desarrollar pautas de comportamiento sostenibles.

«Es importante que los usuarios perciban la contaminación y lo que ésta provoca. Aquí, los datos se visualizan correctamente justo donde se originan; es un paso increíble si lo comparamos con el hecho de tener que buscar un sitio web para aprender del ambiente que te rodea”, puntualiza el creador de TreeWifi.

El sistema, además de concienciar a los ciudadanos, recopilará información precisa de la evolución de la contaminación a lo largo del día que puede servir a diferentes organizaciones para implementar medidas y realizar campañas de salud ambiental más efectivas.

El proyecto se encuentra en proceso de lanzamiento, sin embargo, gracias a la financiación de una beca Awesome Foundation, uno de los prototipos cuelga ya de la rama de un árbol de Ámsterdam y, según Lam, ha suscitado sorpresa y admiración entre los vecinos. El equipo está trabajando, incluso, en diseñar un sistema para que la casita produzca calor, de manera que, además de transmitir wifi, haga las veces de pajarera real. Una pajarera de lujo, con calefacción.

Proyectos como TreeWifi contribuyen a que, en la transición hacia las codiciadas smart cities, no se olvide el factor de la sostenibilidad. Para Joris Lam, las ciudades inteligentes pueden mejorar el medio ambiente, pero no son una solución mágica: «La gente necesita entender las consecuencias de sus acciones y acometer decisiones sobre su futuro apoyándose en una buena información. Los datos son una herramienta muy poderosa en las manos de muchos», reflexiona.

No obstante, Lam no se define como un militante ecologista: «Me considero a mí mismo como un tech-tivist porque pienso que, en la era de los sensores a bajo coste y de la mejora tecnológica continua, no hay excusa para no saber qué ocurre en el entorno en que vives. Pero lo que haga la gente con esos datos ya es cosa de suya».

La máxima de TreeWifi es concienciar a través de premios y no de castigos. Incrementar la preocupación y mover a la acción con pequeñas inyecciones de datos y buen humor. Joris Lam sueña con en que en los árboles de todas las ciudades de Europa cuelguen pajareras verdes.

https://www.youtube.com/watch?v=hpM5JmCEAWQ


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Por Esteban Ordóñez Chillarón

Periodista en 'Yorokobu', 'CTXT', 'Ling' y 'Altaïr', entre otros. Caricaturista literario, cronista judicial. Le gustaría escribir como la sien derecha de Ignacio Aldecoa.

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