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Palestina aterriza en la Luna


Al pueblo palestino puede que le falten medios en la vida real, que no pueda disponer de sus tierras libremente, que su territorio esté siendo paulatinamente ocupado o que millones de sus civiles habiten en el exilio. Cierto que no tiene derecho a controlar sus fronteras, ni a tener un ejército o un aeropuerto o que esté fiscalizada su salida al mar. Pero el arte no entiende de normas, prohibiciones, permisos o barreras. Con esa máxima, la artista palestina Larissa Sansour encontró una solución al conflicto de sus conciudadanos a base de pop, humor, ciencia ficción y creatividad. Una astronauta palestina que esconde babuchas bajo su traje espacial planta su bandera en la Luna. Según la creadora: “un pequeño paso para los palestinos, pero un gran paso para la humanidad”.
La galería Sabrina Amrani (C/ Madera, 23. Madrid) expone hasta el día 1 de junio la muestra A moon without people (entrada gratuita), una ampliación del documental ficticio A Space Exodus (2009) que narra la imaginaria historia del primer palestino capaz de alcanzar el satélite terrestre.
Siguiendo el patrón de la película de Kubrick, 2001: Odisea en el Espacio (1968), Sansour se viste de pilota intergaláctica y recrea un viaje que para ella significa “una combinación de un deseo y la práctica artística, la conversión de una obra de arte en una herramienta de cambio en lugar de una herramienta de reflexión”, define.  Acompañada por la banda sonora de Kubrick, esta vez con compás arabesco, el cortometraje se proyecta en la galería madrileña junto a fotografías inéditas del vídeo y un ejército de robóticas esculturas de vinilo y 30 centímetros de altura llamadas Palestinauts.

¿Por qué una de astronautas para hablar de la tragedia palestina?
Quería hacer del proyecto una gran campaña sobre cómo sería enviar a un palestino a la luna. Pensé que eso generaría una enorme atención positiva a la causa palestina. Supongo que este proyecto surgió de mi frustración por la relación del mundo con mi país, lo que quería era generar empatía en lugar de simpatía hacia nosotros. Para eso introduje este acto del alunizaje, que es una ambición y aspiración universal. Buscaba un idioma que entendiese todo el mundo, manteniendo una perspectiva cool estrictamente palestina y utilizando un lenguaje global como el cine para cuestionar qué significa el desarrollo, el futurismo y el progreso para la humanidad.
Tu obra siempre está cargada de mensaje político y reivindicativo…
Creo que hay algo inherente a la práctica del arte en general: la subversión. El arte siempre se ha posicionado en el diálogo. En ese sentido, el poder del arte parece residir siempre en su capacidad de mantener eso y revisar el propio contexto en que se da. El arte tiene una capacidad única para influir en el cambio político.
¿Por qué imaginaste tu estado palestino en la Luna? ¿Qué significa?
El video, “un éxodo espacial”, se refiere a la expulsión de 700.000 palestinos de sus tierras en 1948 y también imita la perspectiva de la historia de Israel, quien creó su propia mitología e influyó en la comprensión occidental. Las películas de Hollywood como Éxodo hicieron mucho daño a la causa palestina. El título, A moon without people, apela al éxodo bíblico y el modo en el que el estado de Israel reiteró su mitología con máximas como «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra».

Empiezas el corto metida en un transbordador espacial en el que dices: “Jerusalén, tenemos un problema”, pero no recibes respuesta. ¿Qué significa ese silencio?
Es cada vez más difícil, si no imposible para los palestinos, desplazarse de un punto a otro, de una ciudad a otra, incluso dentro de los territorios palestinos. Los palestinos tienen que navegar por una red de puestos de control israelíes permanentes y volantes, por no hablar del muro de separación. Una gran cantidad de palestinos nunca obtienen permisos para ir a Jerusalén a pesar de trabajar allí, padecer problemas de salud o tener familiares y amigos dentro. Yo nací en Jerusalén pero no he podido entrar desde 2006. Ni siquiera a visitar la ciudad. Efectivamente existe un problema. En mi vídeo parece más fácil para los palestinos alcanzar la Luna que Jerusalén. También en el corto, cuando aterrizo, parafraseo aquella frase de Armstrong diciendo: “esto es un pequeño paso para los palestinos, pero un gran paso para la humanidad”. En ese sentido, el vídeo hace ver el alunizaje como un gran logro no solo para nosotros, sino para el mundo entero. Es la idea de que la paz y una resolución para el pueblo palestino no constituyen un problema local, sino un problema de todos.
¿Tu obra es un mensaje de esperanza o es un mensaje de la impotencia?
La visión borrosa entre la utopía y la distopía es algo que me fascina, como también reflejo en mi último trabajo, Nation State, en el que re-imagino todo el Estado palestino en un enorme rascacielos de alta tecnología. El elemento de optimismo está en tomar el poder en nuestras propias manos, el control de nuestro destino, la autodeterminación y una manifestación pura de la voluntad humana, aunque en un contexto ficticio. Igual que la ficción reside en lo real, uno puede ver lo real en la ficción. Pero, por supuesto, un sentimiento de impotencia impregna el trabajo, no sólo relativo a la cuestión palestina, sino de la humanidad.

Tu trabajo siempre trata el conflicto con ciencia ficción, estética pop y un humor irónico, ¿por qué estos elementos para hablar de un tema tan controvertido como este?
La ficción posee la capacidad de afinar los puntos y los contrastes, pule conceptos a menudo vagamente sugeridos en hechos reales. Además postula valores fuera de la esfera real concebible. En cuanto a las vanguardias y la estética pop, crecí con ellos en la televisión, y pienso que son elementos compartidos por la mayoría de las culturas y por tanto más fáciles de ver. La ironía o el humor de mis piezas no son premeditadas, pero por algún motivo, siempre terminan así. El humor, sobre todo cuando se trata de asuntos de extrema gravedad, tiene el poder de derrocar ideas y  establecer nuevas formas de interpretación. Pienso que el mundo se ha vuelto inmune a la causa palestina por su naturaleza repetitiva, mirar el conflicto con nuevos ojos puede dar una nueva perspectiva.
Si te pregunto por un desenlace real, alejado de la ciencia ficción, ¿qué responderías?
Creo que para que cualquier nación contemple un modo de existencia alternativo y nuevo tiene que pasar por la autodeterminación primero. Los palestinos tienen que pasar por ese paso como todos los demás en esta tierra. Lo primero es que el mundo reconozca que existimos.


 

Por Jaled Abdelrahim

Jaled Abdelrahim es periodista de ruta. Acaba de recorrer Latinoamérica en un VW del 2003. Se mueve solo para buscar buenas historias. De vez en cuando, hasta las encuentra.

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