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Cómo convertir el palito de mover el café en iluminación sostenible

Nacer; darle tres vueltas a un café; morir; y acumularse en la bolsa de la basura. Ese es el ciclo de la vida de los palitos removedores de café, esos que acompañan los vasos de grandes restaurantes cafeteros como Starbucks o Cielito Querido. Solamente la gigante estadounidense, según datos de Business Insider del último año, utiliza alrededor de 2.300 millones de vasos de papel en sus más de 17.800 tiendas en el mundo.
Suponiendo que cada uno de los clientes que usan esos 2.300 millones de recipientes, utilizan un removedor para hacer girar su brebaje, estamos hablando de 2.300 millones de palitos de madera de existencia efímera y contamiente. Un emprendedor mexicano llamado Silvio Margain tiene una iluminación, literal, para saber qué hacer con tanto desperdicio alargado.
Para él, esa cifra de palitroques, en vez desecharse, se podría traducir en cerca de dos millones de lámparas de diseño, trabajo para comunidades y personas desfavorecidas y responsabilidad social de las multinacionales. Demuestra la posibilidad de la idea en su estudio de diseño opqrs, donde, junto a su equipo, ha empezado a comercializar dos modelos de lámparas llamadas Nido Lamp y Hexa que están construidas íntegramente con palitos removedores. Y ese es solo el primer paso. Lo que ahora tiene en mente es convertir el diseño de lámpara reciclada en un producto solidario por triple vertiente.

«Nosotros construimos objetos», sintetiza la tarea de su estudio, «y también nos preocupa saber dónde acaban lo objetos cuando acaban su vida útil. Me pregunto: ¿podrían tener una vida posterior más interesante?». Confiesa que precisamente fue ese interrogante el que le llevó a andar coleccionando los palitos con los que removía sus infusiones mañaneras. Un día, se vio con suficientes de ellos como para hacer que se reencarnasen en un foco de línea fina.
«Si conseguimos que una de estas grandes empresas de venta de café se comprometa a guardar los removedores que la gente tira, y por otra parte, una ONG coordinase con comunidades con alto índice de desempleo que las personas se dediquen a construir estas lámparas, estaríamos eliminando basura que va a parar al medio ambiente y generando trabajo remunerado al mismo tiempo para gente que lo necesita. Opqrs está dispuesta a dar talleres para las ONG que lo requieran para enseñar a los interesados a fabricar las lámparas y que ganen dinero estructurando algún tipo de sistema de venta, pero pienso que lo que más hace falta ahora es que sean esas grandes compañías de café las que se animen a financiar este proceso, por su importancia ecológica y por la responsabilidad social que conlleva».
Para Margain el diseño de todo es muy importante, «piensa que es algo que está en todos lados» y que ser bueno o malo «depende de la síntesis que elijas». Su línea de lamparas, en esta ocasión, lo que pretende es sintetizar el buen gusto, la responsabilidad verde y el espíritu solidario a base de palitos de remover el café del vaso. Esos que simplemente tiramos.





Por Jaled Abdelrahim

Jaled Abdelrahim es periodista de ruta. Acaba de recorrer Latinoamérica en un VW del 2003. Se mueve solo para buscar buenas historias. De vez en cuando, hasta las encuentra.

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