Hace tres meses, el oftalmólogo informó a Arancha Álvarez de que su hija de ocho años necesitaba llevar un parche en uno de sus ojos. «Lo primero que pensé al abrir la caja es que eran horribles».
Y si eso pensaba la madre, ¿qué opinaría la niña? Álvarez sospechaba que lo que ocurrió apenas unas semanas antes, cuando fueron a recoger las primeras gafas de la pequeña, no volvería a repetirse.
«Me sorprendió su reacción cuando supo que tenía que llevarlas; estaba ilusionada y contenta. Yo no lo entendía muy bien. Recordaba a los niños que llevaban gafas cuando yo era pequeña, las burlas que recibían algunos de ellos y los complejos que esto podía generar. Pero en cuanto fuimos a la óptica lo entendí todo: ¡las gafas que hacen ahora para los niños son muy chulas!».
Pero lo de aquellos parches marrones era otro cantar. La mamá no se lo pensó mucho la primera vez que dibujó sobre uno de ellos. «Llevaba tiempo haciendo dibujos en el plátano que mi hija se lleva al cole para el recreo y me salió de forma natural. Debe de ser que veía lienzos en blanco en cualquier formato».
Antes de los plátanos, Álvarez dibujaba planos en su etapa como arquitecta. Luego, tras ser madre, decidió dedicarse a la ilustración. Colaboraciones en revistas, carteles o invitaciones y hasta un libro infantil son algunos de sus encargos más frecuente. «No me gusta encasillarme solo en temas infantiles (de hecho, publico regularmente viñetas para público adulto en mi blog), pero ahora es lo que me resulta más cercano».
El caso es que, ignorando la existencia en el mercado de los parches con personajes de dibujos animados y otros motivos infantiles, Álvarez siguió customizando los monocromáticos que ya había comprado. «Les fui añadiendo color y más tarde, fondo. Ella nunca pidió nada, la cosa había surgido más bien de mí; pero un día que no tuve tiempo de hacer el dibujo y me encontraba fuera de casa dijo que sin dibujo no se lo ponía, y no hubo manera».
No solo su hija le reclamaba su dibujo diario; los niños de su cole también los esperaban ansiosos cada mañana. «Cuando la ven llegar se acercan y le dicen: «A ver el parche de hoy», o «¿Hoy qué animal toca?», o el clásico «¡Me lo pido!».
Como son de usar y tirar («cada día tiene que ponerse uno durante unas cuantas horas»), no es raro que vuelva del cole sin él. «Quedan un poco deteriorados después de usarlos, pero nosotros también guardamos unos cuantos».
Su hija, dice, está creando tendencia. «Una amiga suya, que no necesita parches, se hizo el suyo propio con un trozo de papel y un poco de celo. ;P».
Los temas de animales son los más habituales. «Por las mañanas jugamos a que adivine cuál es el animal que he dibujado ese día y, mientras trata de adivinarlo, se le ocurren muchos que yo ni había pensado, así que tengo una lista larga por hacer».
La ilustradora considera que la creatividad es esencial a la hora de normalizar este tipo de situación. «Tener que ir al colegio con algo que te hace diferente es difícil. Lo ideal sería convertir esa diferencia en algo positivo y enseñar a los niños que la diferencia es lo que enriquece».
Los parches que tratan de esconder esa diferencia camuflándola con la piel no son, precisamente, la mejor solución en su opinión. «Por cierto, ¿habrá parches para todos los tipos de tono piel?», se pregunta.
Álvarez no cree que el convertirse en madre o padre suponga un plus para la creatividad: «La gente creativa siempre encontrará la vía de manifestarla. Es cierto que el mundo infantil ofrece muchas posibilidades: hay quien se vuelve loco haciendo unos disfraces alucinantes para sus hijos, quien inventa historias maravillosas para que se tomen una medicina sin protestar o quien les fabrica los juguetes más fantásticos. He visto de todo».
Y el público también ayuda: «Quizá la facilidad es que tienes a mano unos espectadores incondicionales que son tus hijos. Tú simplemente sigues haciendo lo que siempre has hecho, pero ahora tienes a quién dedicárselo».
Una respuesta a «La madre que dibuja en los parches oculares de su hija»
Mi hija también tiene que usar parche a diario, al principio le compraba de unos que traen dibujos pero ahora es ella misma la que prefiere el parche color piel porque dice que cuando llevan dibujo todo el mundo se fija mucho más en el parche.