La política municipal es otra cosa. Los más de ocho mil ayuntamientos que pueblan nuestro país suelen vivir un poco al margen de la actualidad política. Allí importa más quién es el candidato que el partido que le respalda, y el efecto se agranda cuanto menor es la población del lugar: la alcaldesa es la farmacéutica, el profesor del instituto o, como sucedía en el lugar del que procede mi familia, el servicial camarero que atiende en uno de los restaurantes de un pueblo de menos de dos mil habitantes. ¿De qué partido es? Posiblemente de ninguno. Es, sin más, el alcalde.
En ese campo de batalla, en general, ganan los de siempre. La capilaridad que socialistas y populares han logrado a lo largo de las décadas es una especie de bastión inexpugnable, salpicado con algunas formaciones autonómicas también clásicas. En Podemos, conscientes de que no tenían estructura suficiente para meterse en tamaño combate, lanzaron la idea de las confluencias y les funcionó muy bien en los grandes núcleos. Madrid, Barcelona, A Coruña o Cádiz cambiaron las tornas, incluso algunos enclaves de tamaño medio al estilo de Santiago de Compostela. Pero en los pueblos pequeños, que representan la gran mayoría de los ayuntamientos, es mucho más difícil entrar.
Formaciones como Ciudadanos o Izquierda Unida, por ejemplo, lo saben bien: los de Albert Rivera tienen como principal plaza conquistada el ayuntamiento de Mijas, la 95º ciudad más poblada del país, con 77.521 habitantes. Los de Alberto Garzón se tienen que conformar con algo menor, aunque eso sí, al menos es capital de provincia: Zamora y sus 64.423 habitantes.
Hay, sin embargo, algunas excepciones honrosas. Y una de ellas es, precisamente, el mejor exponente de ese componente diferencial de la política municipal. Hay no pocos ayuntamientos que se resisten a la dupla del bipartidismo, que no se han dejado seducir por los nuevos partidos o que tampoco apuestan por las formaciones regionales de toda la vida. Son los consistorios gobernados por candidaturas vecinales.
El mayor caso de éxito actualmente es el Movimiento Ciudadano de Cartagena, que gobierna la localidad murciana (algo más de 200.000 habitantes, la 21ª del país) tras quedar como tercera fuerza en las últimas elecciones autonómicas.
El alcalde, José López, es la cara visible de una formación ‘cartagenera’ hasta sus últimas consecuencias, en una versión regional y reducida del nacionalismo clásico. En sus vídeos (ojo al zoom con cambio de corbata y pañuelo) lanza propuestas sobre trazados del AVE o los corredores europeos pasando por Cartagena de forma directa
En la localidad gaditana de La Línea de la Concepción (con unos 63.000 habitantes) gobierna José Juan Franco, representante de La Línea 100×100, una formación que consiguió colarse en el ayuntamiento tras ser la segunda fuerza con más apoyos. Con una humilde presentación y un bajo como sede electoral empezaron su camino hacia el consistorio.
Nuestra sede. Próximamente abierta al público para atender vuestras quejas y sugerencias #lalinea100x100 pic.twitter.com/PcAMa00aul
— LaLinea100x100 (@LaLinea_100x100) 10 de octubre de 2014
En la localidad gallega de Oleiros, con casi 35.000 habitantes, gobierna desde 1985 y con abrumadora mayoría absoluta uno de los más veteranos entre los candidatos independientes. Ángel García Seoane lidera la Alternativa dos Veciños, una formación de izquierda nacionalista cuyos mensajes se centran en cuestiones locales (los focos de avispa detectados en la zona) e ideológicas (una protesta oficial contra unas pintadas aparecidas en una escultura del Ché en la localidad)
Berros de «Cuba Vencerá».Fálase de Oleiros e do seu pobo coma «exemplo» de solidaridariedade e xustiza #Che #Oleiros pic.twitter.com/Nz0IuTCLrD
— Alternativa Veciños (@AVVOleiros) 25 de octubre de 2015
Posted by Alternativa Dos Veciños on Friday, January 8, 2016
De vuelta hacia el sur, otro ejemplo de gestión municipalista es Torre Pacheco, cuyos 33.000 habitantes tienen como alcalde a Antonio León Garre después de que prosperara una reciente moción de censura contra la alcaldesa del PP en la que el Partido Independiente de Torre Pacheco contó con el apoyo de PSOE y Podemos
Programa 2015: Festejos. #unidosparaelcambiohttp://t.co/5Hwtwq7zoO pic.twitter.com/2nW9tr4hBY
— Independientes_TP (@independienteTP) 18 de mayo de 2015
Castroverde es la organización política que actualmente gobierna en Castro-Urdiales, localidad cántabra de algo más de 32.000 habitantes. Ángel Díaz-Munío representa como alcalde a esta formación, local, ecologista y progresista, que hizo campaña llamando a la participación vecinal.
En la localidad barcelonesa de Barberà del Vallés, con una población muy similar, Sílvia Fuster logró ser la alcaldesa tras encabezar la candidatura de la Plataforma Ciudadana por Barberà del Vallés, que sería la segunda más votada en las últimas municipales tras trece años de historia municipalista a sus espaldas
Us deixem una imatge on expresem gràficament algunes idees generals envers el nostre partit. Bona tarda de diumenge! pic.twitter.com/B41fkroR
— Plataforma BDV (@PCPB_Barbera) 30 de septiembre de 2012