Igual de escribir no tengo mucha idea, pero de sentir sé un rato. De hecho, como buena PAS (persona altamente sensible) en el ejercicio de sus funciones —y aunque esa etiqueta me espante, porque parece que estamos hablando con la boca llena o la gente nos mire esperando a que acabemos la palabra—, diría que lo único que se me da bien en la vida es sentirla. Verla en notas y oírla en colores. Para lo bueno y para lo malo.
Es saber que no puedo ver el telediario porque me desgarra el alma. Es entrar en una iglesia derruida y llorar. Llorar de emoción por algo que no sé describir pero que se siente bonito, se siente intenso. Un olor, una simple foto: una catarsis. Una revolución sensorial es que todos los coches a una se aparten para dejar pasar a una ambulancia. Repito: todos a una. ¡WOW! Si, también he llorado por eso.
Es sentir un profundo amor por las personas y, al mismo tiempo, necesitarlas lejos para poder estar en calma. Ir a un concierto (con tapones, que no solo el reloj inteligente avisa de que hay demasiado ruido ambiental) y cantar, saltar, gritar… pero necesitar después dos días de soledad para reponer el estado de nervios que se alcanzó, además del disfrute.
Es como sentirse ET entre los peluches. Saberse ET entre los peluches. Sonríes, sientes, disimulas, sientes, quieres parar el tiempo, sientes, por Dios, que pase rápido, sientes.
Es entender que el que se inventó la sinestesia dejó de ser el que se lo fumaba todo para ser un PAS venido a más. Es sentir en cada poro de tu piel que una parte de ti nunca podrá ser entendida. Ni pintada. Ni escrita.
Y, a veces, no querer ser esa persona. ¡Cuántas no habré deseado parecerme a Paco Martínez Soria llegando a la gran ciudad! A veces por encajar, y otras, simplemente por dejar de sufrir. Y en esas suele haber un sabio (no PAS) de los que consejos venden que te dice «¡Pero entonces no sentirías lo bonito con tanta fuerza tampoco!». Y en ese momento le deseas estar en tu piel un día. Solo un día. A ver dónde acababa su dignidad. La dignidad digo: ¡la chaveta, el corazón, el alma, el ser!
Así que no sabré de colores, de música, de literatura o de arte. Pero, vida, como intentes pasar de costado, te pillo.