«¿Para qué tener un local durante 30 días si luego solo va gente el día de la inauguración?». Perdo Monzó, Juan Roca y Laura Osodio, amigos y aficionados al arte, decidieron que querían ser galeristas. Sin embargo, no está el mundo para más convencionalidades. Crearon Plas, una galería que aparece unos días y luego desaparece, que puede viajar y que cuando no tiene sus puertas abiertas en la calle sí lo está en internet.
El proyecto comenzó como tantos otros. Dos amigos están de copas y salta uno con un «Tío, ¿sabes lo que estaría muy bien?». En ese momento hay un cruce de miradas en las que los ojos brilla y la boca emite una sonrisa ladera y la cosa echa a andar. «Comentábamos la dificultad que en muchas ocasiones tienen los artistas para promover su trabajo. Era tanto un tema de vagancia natural del artista hacia los temas publicitarios y de comunicación como de no saber en muchas ocasiones por donde empezar a moverse y qué medios utilizar», explica el propio Monzó.
Luego se produce la conjunción de astros que permite que todo arranque. Ambos se mueven por andurriales del arte, conocen a multitud de artistas jóvenes y tienen experiencia en el mundo de la comunicación. «Además, conocimos a Laura Osodio, que andaba planeando un proyecto similar. De inmediato decidimos unir fuerzas», dice Pedro Monzó.
Plas, que abre su primera exposición offline el día 20 de septiembre (Calle de Cadarso 19, Madrid), organiza periódicamente exposiciones de corta duración con los artistas de su cartera. «El concepto de galería tradicional no nos llamaba demasiado. Además, es un esfuerzo económico muy grande mantener un buen local cada mes», señala. Estas exposiciones se complementan con las que se realizan en su página web y con un blog, Plastories, que habla de arte, cultura y otros sabores sabrosos.
El modelo se mantiene, o ese es el plan, a través de comisiones en la venta de obras. Nada nuevo en ese sentido. Los artistas crearán una serie para Plas «aunque hemos de decir que no seremos agentes de los artistas. Solo tendremos su exclusiva durante el tiemp ode esta serie. Es un mutuo acuerdo, ellos facilitándonos obra nueva y nosotros promoviendo su trabajo», dice el creador de la iniciativa.
El objetivo de Plas está en el arte que provoca estados de inquietud espiritual, de una u otra manera, en las propuestas que, como explica Monzó, «consiguen un punto de shock en el que entran de modo bastante primario y con cierta sorpresa por parte del receptor. Queremos que cuando las vean tengan la sensación de estar viendo algo fresco, nuevo, desconcertante o gamberro».
La primera exposición incluye a artistas que van desde la escultura o la instalación a la fotografía, pintura y arte urbano sobre soportes reciclados. «La idea en el futuro seguirá por ahí, no cerrar puertas, sorprender, dejarnos sorprender y esperar que todo lo que produzcamos tenga un punto de coherencia y sentido», explica el fundador de Plas.