En educación sexual, el cuándo es clave. A qué edad conviene comenzar a charlar con el niño o la niña sobre el tema es una duda recurrente entre los padres. Y luego está el encontrar el momento del día para hacerlo. Las maratonianas jornadas a las que la mayoría estábamos abocados hasta hace unas semanas hacían difícil encontrar el ratito ideal para hablar del tema.
Aunque con el paso de fases hay quien va retomando antiguos horarios, la mayoría seguimos pasando más tiempo del habitual en casa. En Platanomelón consideran que, precisamente por eso, estos días pueden ser los más propicios para comenzar con la educación sexual de nuestros hijos.
[pullquote]«La sexualidad va a formar parte de todas las etapas de la vida de tus hijos. Por lo tanto, cuanto antes empecemos, más fácil será que lo vivan de manera natural y se atrevan a preguntarnos sus dudas»[/pullquote]
«Los estudios nos demuestran que cuanta más educación sexual reciban, más facilidad tendrán para identificar conductas o situaciones de discriminación o abuso en un futuro. Además, potenciaremos su autoestima y su autoimagen, así como las relaciones sociales ligadas a la sexualidad», explican desde la marca de juguetes eróticos.
NI ‘CHICHI’ NI ‘PILILA’
Para esos momentos, la marca ha desarrollado una serie de juegos específicos con los que pasar un rato en familia mientras los niños aprenden conceptos básicos sobre sexualidad.
«El juego es una herramienta perfecta para aproximarnos a la realidad de los niños y promover su aprendizaje mientras se divierten», explica María Hernando, sexóloga de Platanomelón.
Tanto ella como la marca para la que trabaja son partidarios de que la educación sexual comience cuanto antes. «La sexualidad va a formar parte de todas las etapas de la vida de tus hijos. Por lo tanto, cuanto antes empecemos, más fácil será que lo vivan de manera natural y se atrevan a preguntarnos sus dudas».
Por eso han desarrollado una serie de pictogramas y recortables sobre las distintas partes del cuerpo para ayudar a los niños de entre 3 y 6 años a identificar cada órgano con su nombre, incluidos los genitales. Porque la costumbre de poner mote al pene o a la vulva, aunque habitual, no es la más aconsejable.
«Es curioso cómo queremos que nuestros hijos aprendan todas las partes del cuerpo, pero luego nos esforzamos en encontrarle mil nombres a los genitales. Si no llamamos a las cosas por su nombre, es probable que construyamos una idea ambigua sobre esa parte del cuerpo. De hecho, es tan prohibida que ¡no podemos ni nombrarla!».
Según Hernando, llamar los genitales por su nombre normaliza y genera conciencia hacia esa parte del cuerpo. También ayuda a construir un ambiente de confianza y comodidad. «Dándoles la información y el vocabulario correcto desde bebés estamos fomentando que tengan una relación sana con la sexualidad. Y les damos más herramientas para entenderse y comprender lo que pasa en su entorno».
APROVECHA EL MOMENTO BAÑO… O SERIE
María Hernando considera que en el caso de los niños más pequeños, de hasta 6 años, las visitas al baño son ideales para hablar de los genitales sin eufemismos ni metáforas con frases como «Ahora limpiamos la vulva» o «Los calzoncillos cubren el pene».
En el caso de los que son algo más mayores, cualquier momento en el que surjan preguntas es idóneo. Que aprendan las funciones de los genitales, de igual manera que conocen las de otras partes del cuerpo, es el objetivo de los comecocos y los recortables que Platanomelón ha desarrollado para niños de entre 6 y 12 años.
En el caso de los que ya están en la adolescencia, familiarizados en su mayoría con las redes sociales, se recomienda compartir contenido «veraz y didáctico» para acercarnos a ellos con confianza. Para esta edad, Platanomelón dispone de dos guías, una sobre ciclo menstrual y otra sobre curiosidades de los genitales, que pueden ser de gran ayuda.
Descarga la guía del ciclo menstrual aquí
Descarga aquí la guía de curiosidades sobre vulvas y penes
Pero también podemos aprovechar otras situaciones: «Por ejemplo, ver una serie sobre adolescentes en familia puede ser una gran oportunidad para preguntar a nuestros hijos qué opinión tienen sobre lo que sucede en la pantalla, si han vivido algo parecido o cómo creen que deberían actuar los protagonistas».
SEXUALIDAD NO ES SOLO SEXO
El desconocimiento sobre el tema y la falta de herramientas para abordarlo suelen estar detrás del miedo y la vergüenza que sentimos a la hora de hablar de sexualidad con nuestros hijos.
La tendencia a vincular sexualidad exclusivamente con sexo explica por qué, en muchas familias, es aún un tema tabú. «Normalmente pensar en que hay que hablar de sexo con nuestros hijos hace que entremos en pánico. En cambio, cuando hablamos de sexualidad nos referimos a emociones, sentimientos, pensamientos y comportamientos. Esto es más fácil porque las familias están más acostumbradas a educar a sus hijos a nivel emocional y social, y es un muy buen punto de partida».
Un cambio en la manera de enfocar el asunto podría ser la solución: «No se no se trata de explicar los métodos anticonceptivos en la famosa charla con el adolescente (que en la mayoría de casos llega tarde), sino de trabajar todos aquellos aspectos psicoafectivos y relacionales que le ayudarán a conocer, aceptar y respetar su cuerpo y el de los otros».
«De hecho, si trabajamos bien las emociones, la autoestima, la autoimagen, la capacidad de relacionarse con otras personas, el respeto al propio cuerpo y al de los demás estaremos promoviendo una sexualidad saludable en nuestros hijos desde la infancia. Estos aprendizajes mejorarán sus habilidades sociales respecto a la sexualidad en un futuro», añade.
NO HAY EXCUSAS
También somos los que hemos aprendido en lo que se refiere a la sexualidad. Y precisamente la mayoría de los que ahora somos adultos y padres no recibimos una educación sexual «de calidad» en nuestra infancia. Por eso hay que tener cuidado a la hora de ponernos en la piel de educador porque nuestras dudas, mitos y tabús pueden jugarnos malas pasadas.
[pullquote]«Confianza, empatía, escucha activa y comunicación asertiva nos permiten crear espacios donde nuestros hijos puedan acudir a nosotros también para hablar sobre sexo»[/pullquote]
«Antes de intentar educarlos, es importante reflexionar acerca de qué queremos transmitir a nuestros hijos sobre sexualidad y si tenemos toda la información para hacerlo», aconseja la sexóloga.
Aunque de ninguna manera nuestras carencias educacionales no deberían servir de excusa, añade: «De la misma forma que muchas familias no han tenido educación nutricional y enseñan a comer a sus hijos de manera saludable, todo padre o madre es un educador sexual potencial. Lo importante es que se pregunten de qué manera quieren participar en la educación sexual de sus hijos y si están dispuestos a implicarse para fomentar que en un futuro sus hijos sean sexualmente inteligentes».
Las clave para que un padre o una madre se conviertan en buenos educadores sexuales es tratar la sexualidad como lo que es: algo tan natural como hacer deporte. No hace falta ser un experto. Al igual que a veces no somos capaces de resolver un problema de matemáticas, en ocasiones puede que los niños nos pillen con una pregunta sobre educación sexual que no sepamos resolver.
«Para tener el conocimiento suficiente para resolver las dudas es importante buscar información veraz y contrastada y así poder comunicar mensajes claros, sin estereotipos ni prejuicios. Hay que ser conscientes de que no somos una wikipedia del sexo y de que existen profesionales que pueden ayudarnos a explicar aquello que no sabemos».
En resumen, según María Hernando, «los ingredientes» para una buena educación sexual en casa, son los mismos que ayudan a la autoestima y la socialización de los peques: «Confianza, empatía, escucha activa y comunicación asertiva nos permiten crear espacios donde nuestros hijos puedan acudir a nosotros también para hablar sobre sexo».