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Poetas y enfermedades mentales: ellas también las padecieron y se suicidaron 

El tabú con el que ha sido tratado el tema durante décadas no parece haber contribuido a paliarlo. Todo lo contrario: las estadísticas siguen evidenciando el aumento del número de suicidios. 

Para que la salud mental alcanzase por fin categoría de tema de interés general tuvieron que pasar siglos en los que a las personas que sufrían este tipo de enfermedades y trastornos se les envolvía bajo todo tipo de estigmas. El romanticismo o la genialidad estaban entre ellos. Ocurría en los casos en los que los artistas o escritores que tras una existencia ‘tormentosa’ (he aquí otro recurrente eufemismo) acababan suicidándose.

La invisibilidad padecida por las mujeres en el ámbito cultural escondió también el hecho de que algunas de ellas, al igual que algunos de sus colegas masculinos, sufrieron trastornos mentales que acabaron por empujarlas a acabar con sus vidas. 

Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, Sylvia Plath o Anne Sexton fueron algunas de ellas. Sus trágicas muertes no fueron si no el fatal desenlace de una existencia marcada por las depresiones, como la que Sexton sufrió tras tener a su primera hija y que se cronificó, o trastornos como el bipolar que padecía Sylvia Plath.

Silvia Panadero nos acerca a estas cuatro poetas en cuyos escritos dejaron entrever muchas de las emociones y sentimientos provocados por sus enfermedades. Algunos de los versos, inclusos, pueden considerarse como la crónica de una muerte anunciada. 

Por Ximena Arnau

Ximena es redactora de Yorokobu y Ling

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