Para llegar a estos números, Ivan Castro se fue hasta el siglo XVIII. Allí estaban las formas tipográficas que usó para crear estos dígitos. De ahí saltó hasta un siglo después y del XIX tomó los «excesos de sus tipografías». «Estas curvas excesivas y fluidas, estos contrastes tan extremos, son, de alguna manera, como un fetiche tipográfico, un poco como porno para tipógrafos», explica. «El hecho de dibujarlas y de mirarlas conlleva una erótica fácil de entender para quien esté acostumbrado a dibujar letras, y que también espero saber transmitir a los no iniciados».
Dice Ivan Castro que dibujar estos guarismos para la sección de Numerografía de la revista Yorokobu de noviembre fue «un reto».
–¿Por qué?
–Porque, honestamente, no me gusta nada dibujar números –explica. –Es curioso, porque me gano la vida dibujando letras. Mi pasión son las formas del alfabeto, pero, por algún motivo, los signos numéricos me producen cierta aversión, ya que tienen una lógica formal diferente a la de las letras.
Esta es la revista Yorokobu de este mes de noviembre:
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