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Una portada engalanada de croché

Sara trabaja en el Ayuntamiento de Petrer, una pequeña localidad de 36.000 habitantes ubicada en el interior de la provincia de Alicante. Es responsable de la oficina de turismo de este municipio, en el que la industria, y especialmente la del calzado, sostiene el peso de la economía local.
En un acto de formación turística en la vecina Villena conoció Yorokobu. Allí, nuestro compañero Fermín entregó a los asistentes la revista del pasado diciembre, en la que el lector debía coser las letras y confeccionar su propia portada de la revista. Y aquí es donde esta historia empieza a tener sentido.
Sara es una gran aficionada a la costura, y en concreto al ganchillo. Tanto que, cuando el alcalde pidió consejo para luchar contra el graffiti ilegal en el casco viejo, ella propuso, y finalmente llevó a cabo, una iniciativa para engalanar la ciudad a base de croché. «La acción se denominó ‘Tejiendo Petrer’ y el objetivo era intervenir sobre el patrimonio sin cargárnoslo», dice Sara. Un total de 48 mujeres colaboraron en este experimento, desarrollado a mediados del 2013. El trabajo consistió en un patchwork compuesto por trozos de 20 x 20 cm, que empezó cubriendo los árboles de la plaza mayor de Petrer.
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Y el proyecto se hizo cada vez más grande. A final de año ya eran 100 mujeres las que se implicaron en la acción, y en la actualidad rondan las 150. Su nuevo reto: cubrir la fachada del Museo Arqueológico, para lo que necesitan 2.100 piezas de ganchillo. «Ya hemos realizado 1.200, con lo que hemos superado la mitad».
Entre sus nuevos proyectos se encuentra crear un taller de ganchillo para hombres -ninguno ha participado hasta la fecha- y seguir incorporando esta actividad a la estrategia de promoción turística de la localidad. «En principio se pensó para residentes, pero pronto nos dimos cuenta de que funcionaba como iniciativa turística. Cada vez son más los visitantes que conocen el proyecto y quieren colaborar, y no son pocos los que ya lo han hecho y han vuelto a ver el resultado de su aportación», explica Sara.
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Pero volvamos al origen de este post. Siguiendo los consejos de aquel ejemplar, Sara creó su propia portada de Yorokobu. Y no paró ahí, sino que desarrolló una nueva versión realizada totalmente con la técnica del ganchillo. «Me he basado en el ganchillo clásico, pero dado el pequeño espacio disponible en la portada me he visto obligada a seleccionar un hilo finísimo, del número 12, más propio del bordado que del ganchillo, con un hilo matizado (desteñido) y realizada principalmente con punto alto, también llamado palito, y rematado con ondas», explica Sara, quien añade que «elegí el degradado del rojo al blanco, pasando por el rosa, como color de la portada porque me pareció un tono cromático alegre como Yorokobu».
La tipografía también es de creación propia. «Buscaba una letra con terminaciones, como pinceladas, una letra troceada de inspiración oriental», concluye la responsable de nuestra primera portada de croché.
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