Categorías
Digital

¡Pregúntale a Stalin!


A juzgar por la bajada en las bolsas de Apple, el día posterior a la presentación del iPhone 4S, los consumidores no salieron demasiado ilusionados con las nuevas prestaciones del dispositivo. Una de las características más destacables es la implementación de Siri, un asistente personal que responde a las dudas del usuario. Esa bajada se habría tornado en batacazo sin igual de haberse presentado a tiempo Pocket Stalin, una app en la que un Stalin muy dicharachero resuelve todas tus dudas.
La cosa es clara. ¿Hay algo mejor que ponerse en manos de un dictador sin criterio cuando se tienen dudas acerca de algo? Pocket Stalin es una aplicación que haría las delicias de Ricardo Llavador, el mayor especialista nacional en apps estúpidas e inservibles. Se trata de un software que imita el comportamiento de las famosas bolas 8, tan populares al otro lado del charco como resolutoras de dilemas sin salida.

El dictador soviético responde, a cada agitación del móvil con un sí, un no o un ,básicamente, ni pajolera idea, a todo lo que se le plantea. Cuenta con excepcionales y excitantes características adicionales como un muy comunista enfado cuando se le interrumpe o una serie de deliciosas perlas de sabiduría general como «Nunca dejes a Sean Connery uno de tus submarinos» o «No dejes a tus niños jugar a la ruleta rusa hasta que no puedan costearse sus propias balas».
Al menos, esta estúpida aplicación es gratuita aunque si está deseando soltar pasta, hay un nuevo pack de voz con nuevas frases por 0.79€. Sí, lo sé. ¿Qué necesidad hay?

Este post se ha publicado de manera simultánea en The App Date, el sitio del evento mensual en torno al mundo de las apps que se celebra cada último lunes de mes.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

Salir de la versión móvil