Categorías
Ideas YSchool

Relatos ortográficos: ¿Preveer o prever? El peligro de los cruces en las palabras

Estar situado literalmente en un cruce de caminos marcó desde el inicio de su fundación la idiosincrasia de aquel pequeño pueblo. Visto desde fuera, podría pensarse que sus habitantes vivían en una continua indecisión, ya que se mostraban incapaces de decantarse definitivamente por una opción u otra en los debates que se planteaban. La equidistancia, ya se sabe, no está bien vista cuando se impone la obligación de tomar partido. Y Villalmedio no es que no quisiera hacerlo, es que era totalmente incapaz, como incapaces son los peces de trepar a los árboles.

A todo le veían los pros y los contras, pero lo que parecía una virtud, se convertía en ellos en una cruz. Una más, claro, porque sus calles estaban diseñadas así, y los cruces hacían muy difícil la circulación por un pueblo que se negaba a regirse por semáforos porque había decidido que la libertad de paso y de circulación en sus fronteras era un derecho fundamental y universal.

Todo en Villalmedio era un mestizaje, un cruce peculiar de realidades. Dentro, pocas cosas extrañaban; fuera, ese gusto por la mezcla no siempre se entendía bien. Por eso resultaba muy difícil para un habitante de aquel pueblo en mitad de una intersección establecerse en otros lugares.

Así lo pudo comprobar la aprendiz de la adivina, que cuando hubo dominado las técnicas para leer el porvenir de su maestra, decidió mudarse a uno de los pueblos cercanos y establecer allí su consulta. Pero tuvo que regresar al poco tiempo porque no consiguió ningún cliente. En Villalmedio era totalmente normal, pero fuera de allí, pocos podían confiar en las predicciones de futuro de una adivina que hubiera colocado en el escaparate de su tienda el cartel de «Pitonisa Lola: Se prevee el pasado».

¿Será correcto en el futuro decir y escribir *preveer en lugar de prever? Quién sabe, cosas más delirantes se han acabado materializando. Pero en el presente, por mucho que nos empecinemos en tropezar con esa piedra, no es correcto.

La RAE explica que la confusión viene del cruce con proveer y como las meteduras de pata nunca vienen solas —y ya puestos a equivocarnos—, el error no se queda únicamente en el infinitivo, sino que lo extendemos también al resto de la conjugación (*preveyendo, *preveyó…).

Recordemos que prever está compuesto del prefijo pre- más el verbo ver y que su conjugación debe seguir ese modelo. Así que mejor seguir haciendo el oído y la vista a previó, previendo, etc. que perder las retinas (y los tímpanos) por un despiste en un cruce.

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

Salir de la versión móvil