Es una pistola de cinta adhesiva. Es un arma que dispara creatividad. Es un juguete de adultos que crea juguetes para niños. Podríamos definir Protopiper de muchas formas pero el ingeniero Patrick Baudisch asegura que es «un dispositivo de fabricación manual asistido por un ordenador que permite crear objetos a escala real», y cómo él es uno de los padres de esta criatura nos quedaremos con su definición.
El proyecto empezó a tomar forma cuando Baudisch, profesor en el Hasso Plattner Institute de Potsdam (Alemania) charlaba con un estudiante en prácticas durante su primer día de trabajo. La charla derivó en una tormenta de ideas y un año más tarde esas ideas han germinado en un prototipo que aún no se ha comercializado. «Veamos lo que trae el paso de tiempo», comenta con misterio Baudisch cuando se le pregunta al respecto.
Pero el proceso de creación no termina con la finalización del Protopiper, más bien empieza con él. Lo más interesante de este artilugio es que convierte al usuario en ingeniero y creador. Cuando creó su primera pistola, el equipo de la Hasso Plattner retó a 16 estudiantes a realizar objetos para comprobar el potencial de su creación. El límite, podría decirse, era la imaginación, pero la referencia acabó siendo la realidad.
Muchos estudiantes se basaron en objetos cercanos o incluso en sus propios cuerpos para crear a una escala real construcciones como una tumbona, una cocina o un sombrero. Acabaron describiendo el Protopiper como «útil para la exploración creativa» , que con palabras más llanas viene a decir que es algo muy divertido.
El Protopiper funciona como una pistola de cinta adhesiva modificada. Se estructura en tres partes: una que almacena la cinta adhesiva, otra que le da forma de tubo y una tercera que lo corta cuando decide el usuario. Escupe tubos de plástico huecos, que, sumándose, pueden reproducir cualquier estructura. Su resultado, es similar al de un bolígrafo 3D, (el profesor Baudisch reconoce que este artilugio les sirvió de inspiración). La diferencia es que aquí las dimensiones son a tamaño real. «Como los tubos son huecos», explican sus creadores, «ofrecen una excelente relación resistencia-peso y pueden aguantar en estructuras grandes».
La simplicidad de Protopiper y el éxito que ha tenido en las redes parecen vaticinar un futuro comercial. Quién sabe, quizá el futuro de los juegos de construcción no esté en los Lego, sino en una simple cinta de embalar.
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