¿Qué hace que una palabra sea bella? ¿Existe un canon de belleza léxica? Cuando se lo preguntamos a Paz González para conocer un poco más sobre el funcionamiento de su Proyecto Diccionario, nos remite a una frase del filósofo Byung-Chul Han: «Lo bello no es el resplandor o la atracción fugaz, sino una persistencia, una fosforescencia de las cosas».
Y luego puntualiza: «Creo que la belleza tiene que ver con la luz. Ese resplandor que sigue iluminando dentro, después de haber leído una definición, es lo que me hace considerar a una palabra bella».
La arquitecta chilena califica de «orgánico» el proceso de selección para su Proyecto Diccionario: «Elijo una palabra cuando una definición me conmueve y remueve. En la medida en la que van apareciendo en mi vida las voy publicando».
Cree que los vínculos que establecemos con el lenguaje son muy personales y rechaza la idea de que, en general, nuestra relación con las palabras sea de usar y tirar.
En su caso: «Intento que las palabras que salen de mi boca sean congruentes con mi interior. Las elijo con cuidado y les tengo mucho amor y respeto, porque han logrado enfocar sensaciones confusas e inquietantes. A veces, una sola palabra consigue darle claridad a mi mente y a mi corazón».