Categorías
Ideas YSchool

Conversaciones ortográficas: Puto adverbial, para putomorirse

—Estoy hasta los mismísimos de putoestudiar la mierda oposición esta… ¡Es putodifícil!

—Sí, pero imagina que la apruebas. Curro fijo para toda la vida y dinerito fresco todos los meses.

—Bueno, tampoco te creas que tanto.

—Hombre, mejor que ahora, que tienes que ir a visitar a la borde de tu abuela para que te dé algo de pasta, ya estarás, ¿no?

—Calla, macho, que cada vez que voy a verla me putoinfla a rosquillas de esas que hace ella con la receta de su pueblo, más secas que sus pantorrillas. Eructo anís del Mono cuando salgo de allí.

—Jajajajaja, ¡me putomuero! Pero de las croquetas no dices nada, ¿eh? Anda que las compartes…

—El que quiera croquetas, que aguante a mi abuela.

De los creadores de Puto como adjetivo y de Puto hasta en la sopa, llega… ¡Puto como adverbio! Si hay un fenómeno que a los lingüistas les esté volviendo loquers últimamente, ese es este que hoy nos ocupa. «Es puto difícil», «Me puto infla a rosquillas», «me puto muero»… A alguien que está en esa difícil edad en la que ya debe usar lentes progresivas sin remedio, ese uso adverbial del adjetivo puto puede hacerle convulsionar. Las cosas de los jóvenes, dicen, les van quedando lejos. No digamos nada de lo que se publica en esa gran ventana al mundo (de la mala baba y los ofendiditos) que es Twitter.

¿De dónde viene este fenómeno?  Y más aún, ¿es realmente un uso adverbial? No hay aún demasiados estudios sobre ello; es lo que tiene querer estar al día de lo que se cuece en nuestro idioma, que a veces se llega demasiado pronto.

¿Podría estar relacionado con los fundubs? La pregunta la lanzó no hace mucho en Twitter la lingüista Elena Álvarez Mellado y ha obtenido respuestas para todo. La más abundante, que este uso es un calco del inglés fucking, aunque también hay quien piensa que no es más que una asimilación del uso adjetival que ya tenía puto: «Hazme caso de una puta vez»; «puto conductor», etc. Lo de los fundubs, parece que va a ser que no.

Lo único que se puede decir con certeza al respecto es que tiene un uso coloquial, muy extendido entre jóvenes (según un miniestudio de David Gallardo Nieto-Sandoval, de la Universidad de Michigan, la edad oscila entre los 18 y los 34 años), que es más propio del español de España y que se necesita mucho más corpus de estudio para llegar a una conclusión.

Y la RAE, ¿qué dice de esto? Pues que su uso es válido, pero más que como un adverbio, lo ve como un prefijo intensificador. En sus propias palabras, «Dado que la palabra puto se emplea en estos casos como un elemento átono intensificador que incluso puede interponerse entre un morfema de persona y un verbo pronominal (me muero), lo adecuado sería tratarla como un prefijo y escribirla unida a la base si esta es univerbal (constituida por una palabra): Me putomuero de la envidia; Estoy harta de putoestudiar Física. Su uso es válido, aunque se limita al registro coloquial de determinados grupos de hablantes y puede ser malsonante». ¡Enhorabuena, milenials, la RAE os bendice!

Así pues, vayamos acostumbrándonos a estas expresiones tan novedosas de puto, que parece que la cosa se va asentando. Podéis hacer caso a la RAE y escribirlo todo juntito o podéis seguir escribiéndolo como puto os salga del moño.

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

Salir de la versión móvil