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¿Tenemos claro qué es y qué no es ser infiel?

La infidelidad sigue siendo uno de esos grandes temas. Lo es porque si dos personas famosas son infieles, llenan titulares. Lo es porque si dos amigos son infieles, la historia acaba salpicando a todo su círculo social. Y lo es porque, por muy abierta que parezca la sociedad, la infidelidad sigue siendo uno de los motivos favoritos para las rupturas de pareja.

Pero pese a ser un tema tan debatido, la verdad es que ni si quiera hay un consenso para saber qué es la infidelidad. ¿Es ser infiel llegar al coito? ¿Vale con un solo beso? ¿Está bien visto tontear puntualmente con una persona, pero pasa a ser infidelidad si hay intercambio de mensajes todos los días? ¿Quién decide dónde está el límite, si es que lo hay?

La verdad es que, como apunta la sexóloga experta en infidelidad Susana Ivorra, «no existe un consenso sobre lo que es la infidelidad y en la era de la tecnología y la información se ha abierto aún más el concepto».

Teniendo en cuenta que diferentes estudios señalan que al menos un tercio de los españoles declara haber sido infiel, parece necesario aclarar esta idea, al menos en pareja.

UN CONCEPTO VIRTUAL

No obstante, parece que la infidelidad ya no es solo algo físico, sino también virtual. «Antes, para ser infiel, salías de casa al encuentro de otra persona. Ahora puedes estar acostado en la misma cama con tu pareja al lado y escribirte mensajes sexuales con una persona desconocida».

De hecho, según el Observatorio europeo de la infidelidad femenina, realizado por el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) para Gleeden, cerca de la mitad de las mujeres europeas consultadas consideraban como infidelidad actos como masturbarse pensando en un ex o hacer el amor con la pareja pensando en otra persona. Fantasías sexuales que, por otro lado, están entre las más comunes.

Además, en torno al 70% también calificaban como infidelidad intercambiar mensajes ambiguos de forma habitual con otra persona o mensajes que pudieran usarse para la excitación sexual. Lo que viene siendo practicar sexting. Aunque el mayor consenso parecía estar en las relaciones coitales o de sexo oral, que consideran infidelidad en torno al 85%, frente al 76% que consideraba infidelidad un beso.

CUESTIÓN DE CRITERIOS

La conclusión general de esta encuesta es que la infidelidad es una idea abstracta y que depende de muchos factores, incluso el cultural. No obstante, según el mismo, «las mujeres españolas son las europeas que más creen que una infidelidad física es lo que se entiende por verdadera infidelidad. Y, sin embargo, son más permisivas con según qué acciones/situaciones psíquicas y virtuales».

Todo depende de los ojos del que mire, y en esa mirada influyen factores tan diversos como la nacionalidad, la tendencia política o incluso el nivel de estudios.

Además, no solo es abstracto el concepto de infidelidad, sino que también hay infidelidades más asumibles que otras. ¿Se puede entender o justificar más un beso que surge de forma espontánea o un sexting que es premeditado? ¿Es peor un polvo de una noche si se sentía algo por esa persona que si no? Si tenemos una pareja abierta, ¿todo vale o también existen límites, como no hacerlo con personas conocidas? Todo depende.

«Entendemos que todos sabemos qué implica ser infiel. Pero la realidad nos dice, como así veo a diario en consulta, que lo que para un miembro de la pareja es claramente una traición, para el otro no lo es, o no lo ve del mismo modo». De esta forma, el conflicto ya no es solo la supuesta infidelidad, sino la falta de acuerdo sobre la misma.

«Toda aquella conducta que llevemos a cabo en interacción con otra persona, y que escondemos deliberadamente, puede ser considerada traición por una parte, por otra o por ambos», reflexiona Ivorra, pero ¿cómo saber entonces cuándo estamos entrando en terreno peligroso y cuándo no?

PACTAR LA INFIDELIDAD, COMO TODO LO DEMÁS

Ante esta falta de consenso social, parece que la mejor opción es llegar a un consenso particular. Es decir, asumir que no todo el mundo tiene el mismo concepto de infidelidad y que, para evitar problemas futuros, lo mejor es preguntar.

«Es muy necesario que con cada relación que tengamos mostremos nuestras necesidades y escuchemos las de la otra persona en relación a los límites de la fidelidad. Porque estos límites pueden variar de una relación a otra». Siempre es mejor preguntar que dar demasiado por sentado.

Además, aunque al comienzo de la relación se hayan pactado ciertas líneas rojas, tampoco debemos asumir que estas ya son inamovibles. «Las personas que han sufrido una infidelidad suelen hablar de grados de infidelidad, de gravedad. Si, en su caso, su pareja se ha besado o tenido relaciones con un desconocido, hubieran preferido algo emocional y no físico por miedo a que vuelva a repetirse. Si ha sido algo emocional con un conocido o compañero de trabajo o amigo, hubieran preferido algo físico con una persona desconocida», expone la sexóloga respecto a su trabajo en consulta.

De esta forma la clave está en ser sincero, primero con uno mismo y luego con el otro, pero también asumir que habrá emociones inesperadas. Se puede acabar perdonando lo impensable, o se puede ser incapaz de olvidar algo, que en un principio se pensaba de poca importancia. «Los límites se consensuan, se negocian, se modifican, incluso, con los años para flexibilizar o para lo contrario», concluye Ivorra.

La infidelidad puede gustar más o menos, se puede querer asumir o no, pero es una realidad que siempre es mejor gestionar que esperar a que nos pille por sorpresa. Aunque a veces no hay más ciego que el que no quiere ver.

Por Silvia C. Carpallo

Soy periodista, sexóloga y escritora. Es decir, que hago casi de todo, menos el pino puente. Las letras son una pasión y la sexología, casi una obsesión. Llevo más de diez años colaborando en medios, en temas relacionados con la salud, el sexo y el bienestar. Pero en esta manía de escribir, también me dio por hacerme escritora de relatos, novelas y ensayos. Algunos de mis libros son El orgasmo de mi vida (Lectio), Decirte adiós con un te quiero (Versátil), Perdernos para encontrarnos (Novela ganadora del VI Premio Kiwi- RA) y Sexo para ser feliz (Libros Cúpula / Planeta). Aunque parecen dispares, algo les une: buscar la felicidad a través del buen sexo.

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