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Quién vive en los submundos de Forocoches

Que Forocoches es el gran feudo de racistas, xenófobos y misóginos en España no es ningún secreto. De todos modos, decirlo así en voz alta tampoco es buena idea, porque al final los trols se alimentan, precisamente, de atención.

En este foro inmenso haber hay de todo, pero el agujero negro de comentarios despectivos y violentos hacia mujeres y, en especial, hacia otras razas es tal que incluso muchos forococheros se avergüenzan de serlo. La conclusión que se revela más preocupante es que nosotros también somos susceptibles a una versión latina de Trump. A modo de ejemplo, un hilo sobre el último documental de Salvados respecto a los refugiados:

1prorefuge

Algunas respuestas (literales):

Sólo si al final el barco se hunde con todos los refugees y el Ébola dentro.

Estos hijos de puta buscan la destrucción de Europa y que sentirse orgulloso de ser blanco sea un delito. Habría que gasearlos.

Prefiero machacarmela como un mono con el porno que hay en internet, antes que macharcarmela como un mono con un montón de negros.

No tengo ganas de ver a más follamoros.

Claro que si, welcome rapists.

Paso de verlo porque me voy a poner de mala ostia. Y no precisamente por empatía a los negros.

Que los meta en su casa el judío de mierda ese.

luego se quejan que somos racistas….racista no! ordenados, cada uno en su país, a la mierda con los progres, patriotas!!!

Hay una variedad alarmante de hilos racistas. Muchos más como este, este o este. Ignatius ya habló certeramente de estos «profesionales del troleo», que pertenecen al mismo submundo donde, en mayo, se hizo una encuesta que concluía que la mayoría de foreros son de Podemos. O donde otra afirmaba que el 60% considera a Hitler un héroe.

Ignatius, Forocoches, el PP y el voto misógino, racista e ignorante  #LaVidaModerna

La encuesta de Hitler fue eliminada de la faz de Forocoches, al igual que los hilos sobre la Plataforma Tercera Posición: «una ideología política basada en principios socialistas (no marxistas) e identitarios (nacionalismo). Son contrarios al comunismo y al liberalismo». Como comenta un forero, que compara los baneos con la Inquisición, recordando la plataforma: «Había buenos teóricos que hablaban sobre el nacionalsocialismo, racialismo, Falange, Jose Antonio… eran temas variados». Mientras tanto, en el mismo hilo, otro cita a Goebbels como inspiración.

En cierto sentido, es lógico. Un foro tan inmenso, entre las 50 webs más visitadas de España, no puede ser sino una muestra de la sociedad y, por tanto, heterogénea, pero con posturas más radicales gracias al anonimato y a la ausencia de corrección política.

Y si, en realidad, no piensan así…. ¿por qué los trols trolean? ¿Qué ven de divertido en ser tan hirientes? Con la mundialización de la Red, nace uno de tantos trastornos narcisistas de nuestra era: el «efecto de desinhibición online».

El principal desencadenante es el «anonimato disociativo». Estos bichos juguetones, que van de 0 a 10 en una escala de molestos a despreciables, aplican la de «no me conoces», porque saben que están muy lejos de su identidad. ¿Somos nosotros los idiotas por enfurecernos ante un ardid excepcionalmente inteligente? Puede ser. Desde luego, es inútil tratar de tener un discurso racional con pseudónimos.

En los naif inicios de internet, un periodista, Van Gelder, documentó al que sería uno de los primeros trols: Alex, un psiquiatra neoyorquino que, en la Red, se llamaba Joan, una mujer muda en silla de ruedas. Su objetivo era poder relacionarse mejor con sus pacientes femeninas y ser su confidente. Esta farsa se prolongó durante dos años, y Joan llegó a convertirse en un personaje enormemente detallado, con un surtido de relaciones emocionales. El asunto se descubrió cuando Joan persuadió a una de sus amigas online para que tuviese una aventura con su psiquiatra, es decir, con él mismo:

«Incluso aquellos que apenas conocían a Joan se sintieron implicados —y en cierta forma traicionados— por el engaño de Alex. A muchos de nosotros nos gusta creer que la comunidad en línea es una utopía del futuro, y el experimento de Alex nos demostró a todos que la tecnología no es un escudo contra las mentiras. Perdimos nuestra inocencia, cuando no la fe».

1trollface

Alex sabía que, además de anónimo, era invisible. Se sentaba, igual que en su consulta, de modo que el paciente no pudiera observarlo ni ver sus reacciones. Así, todo trol revela sin inhibiciones sus sentimientos e inquietudes más íntimos. También ayuda a que la comunicación en foros sea asincrónica, es decir, no en tiempo real, de forma que soltar un comentario hostil y salir corriendo es muy sencillo.

El sociólogo Francesc Núñez equipara los foros con los sueños:

«Hay un elemento que les confiere un poder de atracción considerable: la posibilidad de soñar. La imaginación, la espera imaginativa, la simulación, la expectativa siempre abierta y constantemente renovada de lo que puede pasar, la posibilidad de presentarse y aparecer como uno quiere o querría ser, otorga a estos espacios la fuerza de seducción de una fábrica de sueños a medida. También, claro está, existe el peligro de la decepción, del engaño o de la falta de reconocimiento.

»Existe la posibilidad de ir presentándose de nuevo a uno mismo en cada momento a voluntad, construyéndose desde la soledad de la pantalla y entrando en unos contextos donde faltan la mayoría de los signos de identificación social y personal, pero donde los contactos con otras supuestas personas, fáciles y casi inmediatos, permiten presentar las nuevas identidades. También, claro está, existe el peligro de la decepción, del engaño o de la falta de reconocimiento».

Que toda la vida es foro, y los foros, foros son. En el caso de Forocoches, historia viva de internet en España y uno de los pocos bastiones verdaderamente libres de la web. Si sus reglas son relajadas, es porque están destinadas a serlo.

El lado más cachondo de su activismo en la vida pública se reconocerá por méritos como aupar a John Cobra a la gala de Eurovision o conseguir que Curri Valenzuela fuese nombrada la periodista más sexy de FHM en 2009. Win/win.

Por desgracia, el lado oscuro siempre vuelve y, al hilo de la actualidad, la retórica racista, misógina y homofóbica está a la orden del día, poniendo en peligro derechos por los que este país lleva décadas luchando.

Ahora bien, ¿cómo se puede abordar un problema tan controvertido? La justicia social exige la rendición de cuentas, concepto contra natura en internet.

David Auerbach, periodista de Slate, propone atacar «el discurso degenerado de los trols en Twitter» a través del camino más sencillo: la verificación de usuarios. No sólo de las celebrities, sino de la gente mundana. La idea es que Twitter, o cualquier foro, conserve su piedra angular, el anonimato, sin la obligación de utilizar un nombre real de cara al resto de usuarios.

Así, los moderadores pueden evitar el fraude, los bots y tomar acciones reales y coherentes frente a las denuncias de acoso y/o abusos. Una cuenta verificada es una identidad imputable; una cuenta anónima, cuyo propietario sólo necesita un nuevo correo electrónico para reanudar, es una persecución infructuosa.

Ahora bien, ¿qué pasa con la importancia, por ejemplo, de los disidentes políticos en foros y redes sociales? A menudo, autócratas como el gobierno chino, arrancan de raíz redes activistas dentro y fuera de su país. Muchos disidentes temen ver, lógicamente, su privacidad expuesta ante las autoridades.

Sobre los ciudadanos de pie, esos que no tienen nada que esconder, podríamos decir que también están jodidos. Por un lado, tienen que tragar como una masa amorfa golpea-teclados dice que le gustaría matar moros y violar mujeres. Por otro, les queda la opción de dar alegremente su identidad para que sea registrada y rastreada masivamente, en pos de abusos gubernamentales y empresariales.

Marta Peirano, de ElDiario.es, autora del único libro en el mundo prologado por Edward Snowden, explica en su charla TED cómo el problema no radica en que las personas den sus datos e identidad, sino en que no sepan aún con certeza quién indagará en ellos: «¿Por qué me vigilan si no soy nadie?».

¿Por qué me vigilan, si no soy nadie? | Marta Peirano | TEDxMadrid

En definitiva, parece que un rastreo justo de responsabilidades no libera de una vigilancia masiva, donde un individuo pueda ser sospechoso de algo sólo por estar en el lugar y momento equivocados. Benjamin Franklin advertía que «aquellos que renunciarían a una libertad esencial para conseguir un poco de seguridad momentánea, no merecen ni libertad ni seguridad».

Puede que los trols sean sólo unos cobardes, sí, ya está. Hacen mucho ruido y pocas nueces. El problema es que, en la era digital, el ruido es más que un artificio y hace tanto daño como las nueces.

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