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Quipplan: Bicis plegables y eléctricas made in Navarra

El dinero fácil de la construcción y la competencia industrial china ha llevado a la sociedad española a despreciar el valor de fabricar cosas. Pero el tiempo parece haber dado la razón a aquellos que reclaman un mayor peso de la industria en la economía europea. Los países que mejor han resistido la recesión son aquellos que, como Alemania, aún conservan una potente industria que vende valor tangible.

Pero sigue habiendo quien se resiste a aceptar que la fabricación de productos es algo que solo se puede hacer en Asia o en el norte de Europa. Uno de ellos es Quipplan, una compañía navarra especializada en desarrollo de productos industriales para terceros que ha decidido apostar por sacar al mercado una bici plegable y eléctrica de calidad.

“Hemos hecho desde asientos de autobús hasta calefactores ultraeficientes. Siempre, cuando lo haces para terceros, pares el hijo y se va. Queríamos tener un producto propio”, explica Enrico Miracoli, responsable de la divisón de movilidad de Quipplan.

Aun queriendo fabricarlo integramente en España, sigue siendo inevitable tener que contar con piezas de Asia. “Las marchas son de Shimano, en Japón. El cuadro viene de China y hay piezas de Taiwan también”, añade Miracoli. El ensamblaje del producto y su diseño se realiza íntegramente en las instalaciones de la compañía. “Próximamente, queremos empezar a soldar la bicicleta con proveedores locales y recibir piezas de un proveedor europeo. Los radios de las ruedas los vamos a montar aquí en breve también”.

Para el desarrollo del producto, Quipplan ha preferido apostar por el valor añadido en vez de producir en grandes cantidades. Por ahora solo tienen un modelo llamado q10, con dos versiones, una más deportiva y otra más urbana. El primero pesa 17.5 kg y el segundo 16.5 kg. Su precio de salida es 1.495 y 1.395 euros respectivamente. El motor eléctrico viene con tres velocidades de asistencia y marchas con 8 velocidades.

“Hemos empezado con 700 unidades y nuestro objetivo es llegar a 3.000 al año. No pretendemos competir con los grandes fabricantes. Queremos hacer un producto muy cuidado que ofrece un plegado excelente y mucha estabilidad cuando la usas a velocidades más elevadas. Preferimos empezar con un modelo y hacerlo bien. No solo me refiero a la fabricación pero también a la atención al cliente y recambios”.

Por el momento, los responsables de la nueva marca han optado por dar a conocer sus bicis en ferias y en las tiendas “de toda la vida”, en España y Portugal. El salto al resto de Europa está entre sus planes, pero no es fácil por muchas razones. “Tenemos precios muy competitivos para el norte de Europa pero no siempre es fácil colocar un producto hecho en España. Los productos de ingeniería de aquí no están tan bien vistos allí. El comprador español suele ir mucho por precio. En Francia y Alemania sí hay más tradición de comprar productos propios del país”.

Quipplan quiere contribuir a cambiar esta percepción. “Nuestra apuesta es esa. Dejar de pensar que todo lo bueno es de afuera. Somos un grupo de ingenieros románticos que queremos hacer cosas nuevas. No tenemos nada que envidiar a lo que hacen en otros sitios”, concluye Miracoli.

 

Nota: Soy dueño de una Quipplan. La entrevista fue concertada después de haber comprado el producto.

Por Marcus Hurst

Marcus Hurst es Cofundador de Yorokobu y Redactor Jefe de Ling Magazine. Puedes seguirle en @marcushurst

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