Delina es de Eritrea. Anahi es afgana de la etnia hazara. Nada es siria. De allí son también Alex y Khaleb. Mohamed procede de Marruecos. Thomas, camerunés, busca trabajo. Todos tienen en común dos cosas: ser adolescentes y extranjeros en un país que no les recibe con los brazos abiertos. Muchos han llegado huyendo de la guerra en sus países de origen; otros, buscando oportunidades laborales con la esperanza de encontrar una vida mejor.
Estos personajes no existen, son solo dibujos que aparecen en la campaña de concienciación Recorteen de la organización PorCausa. Se trata de unos recortables coloreables con ilustraciones creadas por María Treviño que, según explica Elena Cabrera, directora del Área de Periodismo de la asociación y una de las responsables de esta acción, quieren ser «una herramienta narrativa de integración que sirve para que otros niños y niñas refuercen la idea de que todos somos iguales, pero venir de lejos y ser chico o chica te puede hacer más vulnerable, y por ello hay que protegerles con más cuidado y acogerles con más cariño».
Según Eurostat, solo ha habido 30 peticiones de asilo en 2016 por parte de Menores Extranjeros No Tutelados (los MENA), que contrastan con los 5.935 de Alemania el mismo año, aunque el dato tiene trampa.
«Esto es así porque los MENA que llegan a España no solicitan asilo», aclara Elena Cabrera. «En 2015, según la Fiscalía General del Estado, había 3.341 MENA registrados como “activos” (tutelados), en el Registro de Menores Extranjeros No Acompañados. Pero las organizaciones apuntan a que son muchos más, quizá el doble, debido a que muchos no están contabilizados. Los menores que llegan a España suelen ser magrebíes y no son países a los que se les conceda asilo.
»Por otro lado, tampoco necesitan pedirlo porque, como menores de edad, son inexpulsables. Así que, sencillamente, se las arreglan para entrar en España y una vez aquí pasan a nuestro sistema de protección».
Una vez en España, estos menores se enfrentan a diversos obstáculos. En opinión de Cabrera, el principal es que no se les reconoce la minoría de edad. Se inicia así todo un laberinto institucional que el menor debe atravesar para confirmar que es cierto que no tienen los 18 años. Una de esas pruebas es la del estudio de la radiografía de muñeca realizada por los médicos forenses. Sin embargo, según sostienen desde PorCausa, es una prueba científicamente cuestionada.
«Esto puede provocar que un menor pueda ser ingresado en el CIE y expulsado del país. Si eso sucede, estamos incumpliendo los derechos de la infancia, que están por encima de todo lo demás».
La primera acogida, explica Cabrera, se hace en centros de menores. Si continúan en el sistema de protección, pasan a pisos tutelados donde se les enseña a tener autonomía. Pero desde PorCausa opinan que el mejor sistema para la integración de estos jóvenes es el de la familia de acogida, precisamente la opción minoritaria.
En el caso de que no se cuestione su edad, topan con la tutela de la Administración, que los ingresa en centros que no están preparados, en su mayoría, para dar acogida a estos chavales y ofrecerles la vida que merecen. Muchos de ellos han sufrido traumas y situaciones muy violentas (como el caso de los niños que escapan de conflictos bélicos) y necesitan ayuda especial para rehacer sus vidas y seguir adelante.
La vida en estos centros de menores es difícil. Algunos como el de La Purísima en Melilla o el de Hortaleza, en Madrid, están muy cuestionados, afirman desde la ONG. Los menores que han pasado por ellos relatan abusos y malos tratos que les hacen huir para acabar malviviendo en las calles.
«Podríamos decir que uno de los problemas que se encuentran es el racismo institucional, por llamarlo así, pero también el racismo social y la xenofobia, que también hay y mucha. El problema principal al que se enfrentan es cuando se les considera extranjeros antes que niños», resume Cabrera.
El mensaje de esta campaña es «hacer comprender a la opinión pública, tanto a los mayores que toman las decisiones como a los pequeños, que son nuestro futuro, que debemos ser una sociedad abierta, integradora y que protege a los más vulnerables», afirma Cabrera. «Que la presencia de otras culturas traídas por los extranjeros nos enriquece. Que es importante escuchar y entender por qué el otro puede ser vulnerable para ayudar a compensar esa vulnerabilidad con inclusión».
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Recorteen nace de la convicción de que la adolescencia es una etapa dura, sea cual sea el origen de las personas. La condición de extranjero lo hace más difícil todavía, convirtiendo a estos chaveles en personas más vulnerables. «Pensamos que ni el Estados ni las comunidades autónomas están protegiendo a los menores extranjeros como deberían», afirma Cabrera.
«Y tenemos la intuición de que la opinión pública no reacciona porque los considera extranjeros antes que niños. Y eso no es así. Son niños y niñas antes que extranjeros y extranjeras, y Recorteen nos sirve para recordar eso». La campaña se está difundiendo básicamente en redes sociales, medios de comunicación y circuitos escolares, y cuenta con el apoyo del Consejo de la Juventud de España. Los promotores de Recorteen creen que el verano y el arranque del próximo curso escolar serán los mejores momentos para darla a conocer.
«Pensamos que es un material ideal para que los padres, madres educadores, hermanas, hermanos o esa tía o ese tío que le toca cuidar unos días de verano a su sobrino, se lo pueda descargar y coloreando y recortando puedan aprender jugando».
Una respuesta a «Recortables para enseñar a acoger a adolescentes de otros países»
Pues es la base de mi proyecto ganador del Museo de América y Ministerio de Cultura del año pasado.
http://www.migrarescultura.es/historias/proyecto-kamani-amalie-leschamps/