Este año me paso casi todo el rato solo en el colegio porque nadie de mi clase me gusta. Hace años nos juntábamos todos en el recreo y podías jugar o estar con cualquiera. Pero ahora todos son como grupos y no puedes estar con varios.
Ayer al salir al recreo me puse a mirar con quién juntarme.
En la zona del callejón están siempre unas cuantas niñas que vienen del insti, por algo de unas cuotas del ayuntamiento o algo así. Están siempre cabreadas, todo les parece mal y en cuanto las miras te enseñan las tetas y las bragas, pero ya no hace gracia. Una le enseñó las tetas al director, pero no la echaron porque salió en el periódico. Están pintando las paredes y, como ya nadie se junta con ellas, están empezando a pelearse entre ellas.
Luego están todos esos que, aunque ya no es obligatorio, todavía vienen con el antiguo uniforme azul del colegio porque sus padres también lo llevaban. Son bastantes, pero son muy sosos. Hay una que es un poco más broncas, pero en general son como bobalicones, como Minions que llegan por las mañanas recién peinados, con raya a un lado y siempre levantan la mano para hablar y siempre empiezan con: «Pues mi padre dice que…».
El delegado de clase es un chulo, que se pasa el día diciendo que él puede hablar con los profesores y tú no. Me recuerda al capitán del equipo de fútbol de las películas americanas. Va siempre con unos cuantos pringadillos que le ríen las gracias, pero no sé ni cómo se llaman. Ha conseguido cambiar la pizarra de sitio y ahora quiere poner rotuladores de más colores y no sé qué más, cuando la pizarra, en realidad, ni se usa. Solo habla con los que le dejan hablar.
Hace unos meses llegaron cuatro o cinco que venían del bachillerato internacional o un sistema de educación moderno, no sé muy bien. Tenían un rollo como moderno, pero yo los escuchaba porque eran nuevos y contaban cosas de los otros colegios y otras ciudades. Luego dejaron de ser los nuevos. Uno de ellos, que era un listillo, creo que se fue y ahora no sé ni si el resto sigue viniendo a clase.
Hay un grupo de pijos malotes, que dan como miedo. Se meten con cualquiera, van hablando en alto y son como macarras pero con jersey de pico de colores. Es algo raro. No sé explicarlo. Son como las del insti, pero en limpio.
Y luego están los que van cada uno por su cuenta. Yo creo que son raros. Hablan cada uno en su idioma, no quieren tener amigos y se quieren ir del colegio.
Así que ya solo me quedaba el grupo de profesores. Y no puedo estar con ellos. Sería muy raro. Además, los profesores están siempre aburridos y tristes. No les gusta ser profesores. El libro de historia lo han cambiado cuatro veces este año. Nos perdonan las faltas de ortografía y me piden permiso ellos a mí para algunas cosas.
Estoy deseando irme a casa porque creo que no encajo con nadie.