Algo estaba perturbando la señal del radar, pero no se daba con la causa. Los servicios secretos habían prevenido al Comité de que era posible que se estuviera planeando un sabotaje y recomendaba a sus miembros que estuvieran alerta.
A pesar de haberse tomado medidas, todas las precauciones parecían inútiles ante lo que daba la impresión de que estaba ya ocurriendo. A simple vista, todo parecía normal y esa era, precisamente, la principal señal de alerta. Los ingenieros repasaban una y otra vez todos los sistemas, pero no daban con el problema.
«¡Está ahí!, ¡está ahí seguro!», se decían medio enloquecidos de tanto revisar paneles y repasar cálculos. Parecía el elefante en medio de la habitación y eran conscientes de ello, por eso resultaba tan estresante. ¿Qué era lo que hacía que la señal del maldito radar estuviera fallando? ¿Qué más podían hacer para encontrar el problema?
«¡Lo tenemos!», dijo una voz desde el aparato de radio que conectaba con el búnker de máxima seguridad. «¿Y qué es lo que falla?», preguntaron impacientes. «El fallo está localizado en…». Ahí se cortó la emisión y ya no escucharon más. De repente, la nada. Un aterrador silencio llegó a través de las ondas sonoras al otro lado del aparato.
El relato es algo turbio, cierto, será por los tiempos que nos está tocando vivir. Pero más que con el miedito que pueda dar la historia, hoy toca quedarse con ese elefante en mitad de la habitación que resulta tan difícil ver. Y lo vamos a llevar al terreno de un comparativo aparentemente inocente, pero que genera algún que otro problemilla: mayor.
Dice la gramática que se trata de un comparativo sincrético (como también lo son mejor, peor y menor), es decir, que lleva implícito el cuantificador más en su significado. ¿Y esto qué quiere decir? Que hacemos mal cuando escribimos o decimos cosas como *Tu hija es más mayor que la mía al hacer comparaciones, porque nos estaríamos repitiendo, como el ajo.
Peeeroooo… mayor también puede considerarse un adjetivo no comparativo si hablamos de edad de las personas. Y en estos casos sí son válidos cuantificadores como más, muy, bastante, etc.: Mi hija es la más mayor de su clase (la de más edad); Cuando seas más mayor, viajarás solo; Ya eres muy mayor para hacer tonterías.
¿Queda más claro ya dónde está el elefante o seguiremos haciéndonos los despistados?