Ricardo Rousselot, tipografo, diseñador, calígrafo, dibujante, fundador del estudio de diseño erre, es uno de los maestros en España de un arte que, en la vorágine y velocidad del mundo actual, muchas veces se deja de lado. Lo suyo es la tipografía y en concreto las hechas a mano. Entre sus trabajos más destacados hay logos y envases para Casa Tarradellas, Marcilla, Smoking, Friskies y La Vanguardia, pero también más de ciento cincuenta alfabetos dibujados.
Rousselot acudió el pasado viernes a la Escuela Complot a contar su historia personal. Para relatar lo ocurrido contamos con dos puntos de vista. El de Arnau, que desentraña el sentir de la conferencia frase por frase y el de Raulifer, que ofrece el lado emocional de la charla.
La crónica de Arnau
No me quedo con ninguno de sus logos ni de sus letras. Me quedo con ideas y conceptos. Reflexiones que soltó al azar, respondiendo a preguntas o contando sus proyectos. Algunas son literales, otras son interpretaciones mías… pero son las cosas que días después de la charla siguen rondándome la cabeza, y supongo que será por algo. Esta es mi lista:
– “Hay que hacer las cosas por el placer de hacerlas”. Esto le permitió que al vectorizar el logotipo de La Vanguardia sin que se lo pidieran (simplemente porque no le gustaba cómo estaba hecho) y presentarlo al diario, le encargaran el rediseño en 2009. Podría no haber servido para nada, pero necesitaba hacerlo.
– “Si quieres, siempre hay tiempo para hacer las cosas”
– “Pagaría por poder hacer lo que hago”
– Aunque… “a veces olvidamos que trabajamos por dinero. Es importante tener un buen departamento de administración”. ¡Menos mal de la señora Rousselot!
– “Lo que cuesta trabajo en este oficio es conseguir el trabajo. Después, hazlo lo mejor que sepas y hazlo bien”
– “Los productos duran poco, lo que dura el product manager”. Y las campañas, y los conceptos de comunicación… y tantas otras cosas.
– “Los ordenadores llegaron tarde a mi vida, desgraciadamente”. Así que no reniega de la tecnología, pero, sin embargo…
– … “el ordenador es un instrumento más, como fue Letraset en su día. Ahora se mecaniza caligrafia, nada más”
– “Sale igual lo hagas a mano o a ordenador. ¡Da Vinci diseñaba cosas en el suelo!”
– “Antes cada país tenía su propio envase, se respetaban los gustos de la zona. Ahora no”. Vayas donde vayas encuentras los mismos productos y el gusto alemán no es igual que el español, por ejemplo.
– “Hay tantas tipografías que para que localicen la tuya deberías bautizarlas con las primeras letras del abecedario” XDDD.
– ¿Para qué queremos tantas tipos?, le dijeron una vez. “Necesidad de nuevas tipografías siempre habrá, mientras haya creatividad” ¿Por qué, si no, tantos tipos de ropa, de queso, de (añade aquí lo que quieras)? “Hay que tener criterio para elegirlas”
– “Hoy en día pocos estudios de diseño personalizan las tipos. No hay tradición de incluir a un tipografo en el proceso de trabajo” 🙁
– Para lograr que el cliente haga caso al diseñador… “hay que tener humildad y caer bien”
– ¿Por qué los clientes son tan conservadores con sus logotipos cuando encargan un rediseño? Porque piensan que “los diseñadores son algo raros y si con esto ya vendo, que no me lo cambien mucho…”
– “La mano sabe, uno no”. Así que, muchas veces, Ricardo empieza a dibujar y no sabe lo que saldrá, pero sale algo bello.
– ¿Consejos para que un logotipo no pase de moda? “Todo pasa de moda”. Incluso los logotipos clásicos se van ajustando a cada época… Lo que no pasará de moda, al menos para mí, serán sus reflexiones.
¿Y para ti?
La crónica de Raulifer
La sala estaba llena cuando llegué. Y ahí estaba él. El hombre que había pasado de tipografías fundidas de plomo a las actuales, que había conocido la diferencia entre guión y una raya en la maquetación de antaño, el que había aprendido de grandes tipógrafos estadounidenses en los sesenta, y el que sobre todo, había cogido y defendido la bandera de la artesanía de los tipógrafos desde su llegada a Barcelona en 1975, y que a día de hoy aún no la había soltado.
Era él. Ricardo. El “sensei” de las tipografías. Un humilde maestro que ama la docencia, con objetivo de transmitir su conocimiento en cada serif, en cada vértice, en cada esquina de las letras que crea y que ve, a aquellos que, al igual que él, ven arte donde otros ven letras. El “sensei” que sabe que en tiempos digitales el uso de la mano bajará, pero que también sabe y comunica que no morirá. Él no lo va a permitir, lo sabíamos todos al cabo de 15 minutos de empezar su charla.
Y es que ese hombre de apellido Rousselot, ahí, a medio metro de mí, ha consolidado uno de los estudios más activos y conocidos internacionalmente, llamado Grupo Erre. Que por si fuera poco está asociado al Global Design Sources, grupo formado con otros seis estudios del mismo calibre de todo el mundo, que busca crear un pentagrama del diseño para futuras generaciones.
“Nunca habrá una gota de una lágrima sobre una pantalla que contenga una poesía. Y en un papel han habido muchísimas” fue una de las frases que más conectó con los tipógrafos de la sala.
Pero quizás la que más me llegó a mí fue la respuesta a un activo asistente, cuya pregunta hacía referencia al poco timing que se tiene para hacer una buena tipografía o diseño para un producto o campaña en la actualidad. Él. El “sensei”, cristalizando su experiencia de tantos años en una respuesta, dijo: “También puedes ir al McDonald’s a comer, pero sabes que no es lo mismo”. Que simplicidad de ejemplo, Ricardo, comer rápido sin importarte lo que comes o tener paciencia y comer lo que has pedido de una forma elaborada y exquisita. La esencia para mí de una buena tipografía.
A lo largo de poco más de hora y media, descubrimos ejemplos y anécdotas acerca de sus trabajos. De sus primeros trabajos con el logo del restaurante “7 portes” de Barcelona, pasando por Smoking, Panrico, Don Perignon y Joselito, explicando el caso del logo de Casa Tarradellas y cómo eliminar patos, carros, etc. Casos curiosos que dejaron paso a un título que decía “formas que hay de escribir”, un bloque de la ponencia con una serie de tipografías realizadas, algunas experimentales, otras reales tan conocidas como la de La Vanguardia, y otras como ejemplos de tipografías corporativas como la de El Corte Inglés.
Aquellos que estuvimos en su charla nos fuimos con las cosas claras. Vino a defender su arte, sus ideales de tipografía, a contarnos que disfruta con los retos que le ofrecen en su estudio, a abrirnos la mente a que en un proceso de creación de campañas contratamos fotógrafos, diseñadores, set de rodaje y que nos olvidamos de la figura del tipógrafo.
Nos fuimos convencidos de que un estudio grafológico a Ricardo sería muy complicado de realizar con la de formas de escribir que controla, pero los que estábamos allí sabemos como es Ricardo; una persona a la que le encanta hablar, y lo más importante, que lo que habla lo hace entendedor. Gracias “sensei” por tus conocimientos.
Entre bastidores: Rousselot, los timings y la independencia
Fuentes de imágenes:
Nike: Retype
La Vanguardia: Diseño Iberoamericano
Ricardo Rousselot: Complot
3 respuestas a «Ricardo Rousselot: La prueba fehaciente de que se sobrevive siendo diseñador»
Mucha envidia yo y mucha suerte vosotros, los que disfrutaron de hora y media con la presencia y conocimientos de este hombre. Mucha envidia.
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