Categorías
Cine/TV YSchool

Cómo puedes hacer una película aunque no tengas ni un euro

En el documental Corazones en tinieblas (Hearts of Darkness: A Filmmaker’s Apocalypse) de 1991 sobre el rodaje de Apocalypse Now, Francis Ford Coppola dice:

«Para mí, la gran esperanza son esas cámaras de 8 mm que han salido, y que esa gente que normalmente no haría películas las vaya a hacer. De repente, un día, una niñita gorda de Ohio será el nuevo Mozart y hará una hermosa película con la cámara de su padre. Y de una vez por todas, el profesionalismo del cine quedará destruido para siempre y se convertirá en una forma de arte». 

Agnès Varda no era una niña gorda de Ohio cuando grabó con una pequeña cámara digital Los espigadores y la espigadora (2000). Por entonces, la directora tenía 71 años y era conocida como la abuela de la Nouvelle vague

Con la modesta MINI DV SONY DCR TRV900E, Varda creó una nueva forma de contar historias a la que llamó cinescritura o «usar la cámara como un bolígrafo». Por esto, ella dijo que en el siglo XX fue cineasta y en el siglo XXI, artista. 

La cinescritura es quizá lo que más se ha acercado a la profecía de Coppola sobre la niña de Ohio.

LA HERRAMIENTA MÁS PODEROSA DEL CINE EN UNA MANO

Ahora, las videocámaras de 8 mm son una reliquia. El modelo de MINI DV qué usó Varda puede comprarse usado por menos de 120 € en eBay (incluyendo gastos de envío). Pero en nuestros días, hay una herramienta más poderosa que aquellas cámaras digitales para hacer cine: los teléfonos móviles.  

Ahora, cualquier persona podría ser el nuevo Mozart contando solo con un teléfono móvil de gama media. No es raro que las plataformas tengan cortos y largos independientes grabados con Android y iPhone, como Tangerine (2015), Searching for sugar man (2012) y Perturbada (2018).  

Detrás de muchas de las producciones grabadas con móvil hay profesionales del cine que han experimentado las posibilidades técnicas y narrativas. (Perturbada está dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por Claire Foy, la joven reina Isabel en The Crown). 

Lo dicho arriba solo recuerda las posibilidades que ofrecen los móviles para contar historias más allá de las piezas de humor que inundan las redes sociales. Pero la esperanza de Coppola no está en esos profesionales, sino en el cine amateur.

Coppola espera a la niña que rompa con los cánones narrativos y las imposiciones de la industria a la hora de crear películas. Ahora, esa niña de Ohio puede ser tú, pero igualar a Mozart quizá no debería ser el propósito si te animas a grabar una película corta o larga. (Mozart no se propuso ser el nuevo Bach, sino crear su propia música).  

Los propósitos podrían ser otros: escapar de la rutina y el ocio industrializado, desafiarte, por pura pasión por el cine, a la exploración y el autodescubrimiento, o simplemente contar una historia.

La pequeña guía de abajo pretende inspirarte para dar los primeros pasos en el arte de narrar con imágenes, aunque carezcas de recursos económicos. 

EL REPARTO 

No tener dinero para contratar actores profesionales no debería considerarse un obstáculo para grabar una película. 

Era una práctica habitual en el cine neorrealista italiano encontrar a los actores entre las personas de la calle y los mercados de abastos. El elenco no profesional hacía las historias más cercanas, como en el caso de Ladrón de bicicletas. Incluso producciones de tono fantástico como Milagro en Milán tienen un cierto aire documental gracias a un reparto aficionado pero escogido con inteligencia por Vittorio de Sica. Más recientemente, películas comerciales contaron con actores no profesionales: The Rider, Tangerine, Moonlight, Gomorra, Ciudad de Dios. Siempre puedes recurrir a los talleres de teatro de tu distrito, donde posiblemente encuentres a personas interesadas en tu propuesta.

 Por supuesto que siendo cineasta amateur no es buena idea proponer a personas desconocidas un papel en una película filmada con móvil. Recuerda a una situación propia de cualquier programa sobre criminales psicópatas. Pero los ejemplos de arriba sirven para demostrar que no es necesario contar con actores profesionales.

No es raro encontrar entre la familia y los amigos a personas dispuestas a colaborar como intérpretes. Los más pequeños son los primeros en embarcarse. 

Estos intérpretes no profesionales no necesitan meterse en la piel de los personajes para interpretar un puñado de escenas. Ellos harán lo que consideren correcto para la escena. El resultado puede ser mágico. (Shameless USA, la escuela de interpretación creada por el guionista David Mamet y el actor William H. Macy, propone a los actores que no se mimeticen con los personajes, sino que actúen siguiendo esta propuesta: ESTO PASA AQUÍ Y AHORA).

CONTAR UNA HISTORIA 

Para el primer trabajo quizá conviene que la historia sea sencilla. De unas pocas páginas en papel. Puede ser la adaptación de un poema o un relato con personajes reales o dibujos recortados o sombras. O un instante íntimo dentro de una historia épica que queda al fondo con el sonido de la guerra.  

Quizás crear un pequeño misterio o una tragedia doméstica. Quizá grabar una ficción partiendo de esbozos o ejercicios de improvisación de actuación. (En internet es fácil acceder a estos recursos). Tal vez te interesa explorar el universo que te rodea y explorarte a la manera de Agnès Varda, que dijo: «Siempre he sacado la cámara a la calle porque nada es banal si se filma con empatía y amor». 

Así que puedes tomar instantes de vida o enfocarte en un asunto o un grupo de personas durante un tiempo o 20 años. Ahí tienes, sin duda, un tema que ninguna otra persona tratará. 

MÓVIL, LUCES, SONIDO Y ACCIÓN 

Conviene leer con detalle las instrucciones del aparato respecto a qué prestaciones ofrece para grabar imagen y sonido. 

YouTube, Vimeo y otras páginas web son buenas fuentes para aprender cuestiones técnicas: cómo conseguir determinados planos, la iluminación adecuada para la escena y el sonido perfecto. (El sonido es un gran olvidado). 

Recientemente, algunos fabricantes de móviles también ofrecen tutoriales sobre técnicas cinematográficas para convertir a quienes poseen el terminal en un nuevo Hitchcock o Kubrick.

En muchos casos bastará el propio teléfono móvil para la grabación de imagen y sonido. En otros, quizás sea necesario un pequeño desembolso con el que comprar un brazo para estabilizar la imagen o un pequeño micrófono para acoplar a la cámara.

También es necesario un programa de edición para escoger el material entre todo lo grabado y mezclar la imagen y la música extraída de fuentes Creative Commons o cuyos derechos son de dominio público.  

CUANDO LA PELÍCULA SE HA TERMINADO

Grabar y editar una película, ya sea corta o larga, es una proeza. Quienes han participado en ella la verán con gusto. Merece una velada con refrescos, cerveza, patatas fritas y pizza. 

¿Y después? 

Se puede subir el film a las redes sociales, o presentarlo a concursos dedicados a películas grabadas con teléfonos móviles o incluso enviarla a festivales de cine. Algunos lo han hecho y han ganado premios. 

Pero, en cualquier caso, lo importante, más que los aplausos y los premios, es el gozo de crear una pequeña pieza de arte en un mundo con demasiadas normas e impedimentos.

Por Javier Meléndez Martín

Soy guionista desde 1998. He trabajado en producciones de ficción y programas para Canal Sur, ETB y TV3.

Co-escribí el largometraje para televisión Violetas (Violetes), una película para Televisió de Catalunya, Canal Sur Televisión y Canal 9. (2009).Violetas consiguió dos premios y dos menciones.

Imparto talleres de guion desde 2010.  Ahora, en Portal del escritor.

Puedes leer mi blog La solución elegante (recomendado por la Universidad Carlos III de Madrid para estudiantes de guion).

Puedes seguir las actualizaciones del blog en Facebook y en Twitter.

Salir de la versión móvil